The Rock es una de las más grandes celebridades del siglo XXI. Su lugar como el actor con más seguidores en Instagram del mundo no es casualidad, ni que en algún momento haya obtenido la distinción como el mejor pago en un año calendario. O, ya que estamos en esto, por qué no resaltar la condecoración que le otorgó la publicación People en 2016: el hombre vivo más sexy del mundo. Y seamos sinceros, respecto a esto último se pueden guardar ciertas reservas…
Pero a fin de cuentas, es un reconocimiento que tiene su lógica. Las cosas como son, que haberle nombrado el hombre más sexy lleva relación directa con su estatus de superestrella, de magnate de Hollywood, de ser The Rock. Y es así: cuando hablamos de The Rock, la parte estética no es lo primario. Por el contrario, es el paquete que viene integrado (no sea mal pensado, hombre) con la reputación… Es el carisma lo que habla; el humor, los buenos actos que muestra en redes, los mensajes motivacionales, el éxito, es eso. En definitiva, la fama es la llave bañada en oro que adapta cuantas formas sean necesarias para abrir toda puerta haya en frente, llámese The Rock, Brad Pitt o la tía Lucrecia.
Para bien o para mal, cualquiera sea el ámbito, la fama es poder.
Desvelamos nueve historias tras bambalinas (enlistadas por orden de relevancia) que han provocado enojo en los vestuarios de WWE fruto de comportamientos de The Rock. ¿Cómo la actitud del legendario luchador le ha puesto en el ojo de la tormenta pública e interna? Y en base a la discusión que se originó en torno a su papel reciente, ¿qué opinión tenemos sobre la labor de «The Final Boss» desde que fuese contratado como miembro de la junta directiva de TKO? ¿Injustamente apuntado? ¿Peor de lo que parece? ¿Un punto medio? Mmm…
¿Ángel (The R)o(ck) demonio?
Mucho ojo, eh, que para nada queremos minimizar lo que el hombre se ha ganado a pulso y gota gorda. Él creó la realidad por la cual su nombre hoy cotiza tan alto. Mérito propio, bien adquirido por los medios debidos. A lo que vamos, en resumidas cuentas, es que el currículum, las portadas de revistas (¡como la versión de mayo de CuadrilateroTops.com!), los seguidores en Instagram… Todo juega su parte. The Rock entra en la junta directiva de WWE no por su pasado como luchador, sino por la fama, y es una declaración contundente cuando el individuo en cuestión, da la casualidad, es uno de los más grandes luchadores de todos los tiempos.
De primeras, la asociación cerraba desde todos los ángulos. Con pasado en el cuadrilátero (es más: tercera generación, parte de una de las familias legendarias de la profesión), una gran imagen para representar a la empresa y, desde luego, la popularidad. Mucha popularidad. Sobre el papel, su adquisición fue una gran decisión empresarial. ¿Qué podía fallar? A cambio, le concedieron los derechos intelectuales del término “The Rock” y otros tantos ligados a su pasado como luchador, además de dinero y stock, pero esas son cuestiones que ya no nos incumben y como no podríamos hacer un balance ni aunque nuestras vidas dependiesen de ello, preferimos mantenernos al margen. El punto es que nada de lo mencionado fue un rasgo mayúsculo en la negociación. En cambio —y aquí está el corazón de la cuestión—, lo más osado que hizo la junta directiva no fue cosa más que ceder el poder. Porque, repetimos por trigésima cuarta vez, la fama en gran dosis es poder. Y sucede que Dwayne Johnson, lo sabes tú y lo sé yo, tiene de fama lo que nosotros de injunables (tenga sentido del humor, editor, ¡no quite este extracto!).

Sobre el papel, su adquisición fue una gran decisión empresarial. ¿Qué podía fallar? | Con Ari Emanuel, mandamás de TKO.
Aun con lupa en mano, era difícil prever problemas. El hecho de entender el pro wrestling de primera mano y el mundo de WWE per se, habiendo caminado sus pasillos por tantos años y aprendido de “Walt Disney” en persona (lo decimos por VKM), daba la sensación de que todo estaba encaminado para que el acuerdo con DJ prosperase sin mayores obstáculos. Pero cuando tú cedes el poder, dependiendo de con quien lo hagas, estás librándote a la suerte. Estás perdiendo control. Y TKO, adrede o no, siguió este libreto.
A ver, hagamos un stop aquí. No es justo tildar a Johnson de ignorante y dueño de “pocas luces”. Es una mentira. El hombre es inteligente y sabe leer las cartas que le tocan. Se rodea de gente capacitada. Entiende lo que quiere la gente y ese también ha sido un factor vital para tener tanta llegada con la persona promedio. Es un businessman entendido y de ahí su incursión en cuanto negocio se le presente.
Con TKO en pañales y ante la imperante necesidad de un impulso, el nacimiento de una nueva era de la WWE post-McMahon, por no mencionar la tentación de que la fama de Rocky se convirtiese en un trampolín para la marca… lo entendemos. Todo parecía un cuento de hadas donde Nick Khan y cía. se pasaban las horas tomados de la mano y cantando villancicos en las oficinas de Stamford. Pero… El pequeño gran defecto que a menudo acomete a Dwayne Johnson es nada más o y nada menos… Que el ego.
Y a las pruebas, de menor a mayor relevancia, me remito:
9) No se conforma con estar en igualdad de condiciones y diseñar sus planes creativos en colaboración con el equipo de WWE, proceso obligatorio para todas las demás Superestrellas. Él lleva su propio equipo (entre ellos el ex head writer Brian Gewirtz, hoy colaborador de Johnson en su productora Seven Bucks Productions) y eso puede llegar a ocasionar algún que otro descalabro, como relató CM Punk en 2014 durante el infame podcast en The Art of Wrestling, reflejando una experiencia de 2013 que él calificó como sumamente negativa. Aparentemente, Punk no llevaba voz ni voto en lo que iba a acontecer en el guion, sino que el equipo de Rock le indicaba paso a paso qué debía hacer y dejar de hacer en el segmento que iban a compartir con el nativo de Miami. Para alguien de pocas pulgas como Punk, el proceso era cuanto menos insultante y eso provocó una leve tensión en el momento;
8) Todos saben que es The Rock y con eso le basta llevar permisos especiales. No debe temer a sanciones por insultar en televisión cuando los demás lo tienen terminantemente prohibido, o pasarse del tiempo establecido cuando los demás lo tienen terminantemente prohibido, o arribar a la arena a la hora que le plazca cuando los demás lo tienen terminantemente prohibido. Es The Rock y los demás lo deben aceptar, lo cual está bien hasta cierto punto. No todos atraen el interés que él atrae, sí. Pero también es cierto que a veces está bien dar el ejemplo desde la grandeza, ¿no? Se han visto reportes sobre ciertos descontentos del vestuario a raíz de estos privilegios;
7) En cierto punto del 2024, WWE anunció que pronto saldría a la luz un documental mostrando el detrás de escena de WrestleMania 40. El evento había dejado a propios y extraños con muy buen sabor de boca y todo lo relativo a él generaba mucho entusiasmo; más tratándose de algo tan íntimo como la cocina desde adentro. Se confirmó la fecha y toda la cosa. Que todo muy bonito y demás, pero cuando la fecha llegó, nada. Y a los días, nada. Y a las semanas, nada. Debieron pasar meses antes de que el bendito documental apareciera. Y en el medio, versiones cruzadas respecto al motivo. Según el Wrestling Observer, el responsable del delay fue el bueno de DJ, que al ver el producto final, no quedó satisfecho con la imagen que el producto daba en torno a su persona. De modo que el proyecto quedó en veremos hasta nuevo aviso y, recién varios retoques después, WrestleMania 40: Behind the Curtain fue finalmente develado. Haya tenido relación o no, hay que decir que dentro de las críticas hacia el doc, entre lo que más se oyó estuvo el término “decepcionante”;
6) También alrededor de las fechas de WrestleMania 40 o poco después, algunos medios del espectáculo hicieron eco de ciertos comportamientos poco profesionales del hombre a la hora del rodaje de sus películas. Aunque preferimos no adentrarnos en ello pues poco tiene que ver con lo que nos toca, queremos resaltar dos cuestiones: (1) en ningún momento se habló de maltrato para con los demás ni nada por el estilo, pero (2) sí se mencionó que sus tardanzas eran moneda corriente y podían llegar a retrasar las grabaciones durante muchas horas, produciendo pérdidas considerables de dinero. Dicho lo cual, ¿qué relación guarda esto con nuestro punto? Principalmente porque algo parecido se vio, en menor escala pero no por eso justificándolo, el fin de semana del gran PLE. Johnson llegó casi dos horas después del horario anunciado a un fan event, y para entonces los ánimos estaban algo caldeados, con un mix de gente pidiendo por él (“¡Rocky! ¡Rocky!”) y otros respondiéndoles sin mucha alegría (“¡Asshole! ¡Asshole!”);
BULLSHIT CHANTS!
The Rock is now an hour late to his WWE WORLD appearance.#WWE #WrestleMania pic.twitter.com/ApeRCUoLwp
— Ten Count Media – Steve Fall (@TenCountSteve) April 4, 2024
5) Si representas a una compañía super-multi-mega-archi-millonaria como TKO, de mínima debes de tomar decisiones serias para mantener una imagen acorde con la grandeza de tus siglas. Cada determinación, por intrascendente que resulte, ha de ser llevada a cabo con estándares incorporados. Nuestra pregunta entonces es: ¿fue consciente de ello The Rock cuando optó por exaltar a su abuela Lia Maivia al WWE Hall of Fame en su primer año al mando? Sin faltar el respeto a la memoria de una reconocida promotora y alguien que seguramente dejó huella en la escena hawaina, ¿qué mérito hizo realmente a nivel histórico para adquirir semejante reconocimiento? ¿Es que nadie piensa, ni siquiera ahora, en recuperar el prestigio que esta institución tan denigrada fue perdiendo de a grandes zancadas? (Ah, y en la misma ceremonia, “The People’s Champ” fue condecorado con el People’s Championship por parte de la viuda de Muhammad Ali, que narró una dudosa historia sobre el propio Muhammad enalteciendo a un joven Rock en sus últimos años y cediéndole el mote que ambos compartían. Sonó más a una fabricación para el kayfabe que a otra cosa. En fin.);
4) Se puede decir que la hija de Johnson, Ava Raine, mejoró mucho desde que hiciese la transición a mánager general de NXT. Líbrate de preocupación, que no vamos a caerle a ella en lo absoluto, pues, como indicamos, las mejorías han sido intachables y es evidente que llevar el papel de autoridad fue en su momento la decisión acertada. Es curioso, sin embargo, que la movida tuviese lugar en las vísperas de WrestleMania, justo en el momento donde Rock surgía de entre las penumbras y, casualidad o no, algunas decisiones se empezaran a tomar con sospechosa rapidez. ¿Fue nepotismo? ¿Realmente intervino él solo para ayudar a su sangre y borrarse cuando el trabajo estuvo finalizado? ¿Es que somos mal pensados?;
3) Qué acordó The Rock con TKO a propósito de su calendario, lo sabrán ellos y no mucha gente más. Se pueden sacar varias conclusiones. Que solo en épocas de WrestleMania (aunque en esta última ni asomó y se lió toda una novela a este respecto); que en cualquier momento siempre y cuando no coincida con su foco principal, la actuación; que solo en los PLES principales. No sabemos por qué, pero por algún motivo se complica hacernos la imagen del hombre acudiendo todas las mañanas a las oficinas centrales de WWE de traje y corbata. Del mismo modo que, cuando fue anunciado como miembro del comité y todos esperaban verlo más seguido, su participación se ha ido reduciendo más y más con el tiempo. En su momento, él habló de no hacer acto de presencia a menos que haya una causa clara y cautivadora, misma razón que le llevó a descartar el plan original de encabezar WrestleMania 39 contra Roman Reigns cuando todo estaba pre-acordado. Pero ahora, siendo parte del equipo y cobrando una considerable suma por ello, ¿ha de ser tan cauteloso? ¿Qué tan seguido acudirá a las reuniones de TKO? ¿Podemos contar con más de una mano las entrevistas donde se le ha visto promocionando WWE? Y la pregunta del millón: siendo su papel tan limitado, ¿está justificado que cargue con semejante poder?;
2) Tener un gran poder acarrea una gran responsabilidad. Menospreciar tu posición —no ser consciente de ella—es peligroso. Justo después de hacer historia y crear uno de los momentos más impactantes jamás con el heel turn de John Cena, The Rock se presentó a la conferencia de prensa post-Elimination Chamber 2025 despreocupadamente, sin esforzarse por mantener una pizca de kayfabe, rompiendo la magia y revelando durante treinta minutos la salsa secreta (que el propio Cena se preocupó por conservar. Minutos antes, había aparecido, arrojó el micrófono y se marchó). Pero lo realmente preocupante tuvo que ver con el mensaje que le impartió a los vestuarios. Cuando un periodista presente le marcó si The Final Boss era un personaje heel o face, pues la semana anterior había alternado ambas caras durante un segmento de diez minutos, confundiendo a la audiencia en el proceso, su respuesta fue, palabras más o menos, que el wrestling de los buenos y los malos había acabado, que ahora los focos estaban posados sobre los grises. Por supuesto que la evolución es siempre bienvenida, pero hay un motivo por el cual no vemos a Triple H bookeando grises cada semana y es tan claro como el agua: simplemente no hay pruebas que respalden la efectividad del cambio de paradigma que propone Rock. Un escenario semejante se antoja, de hecho… caótico. Y con una mano en el corazón, si tuviésemos que escoger al experto entre Levesque y él, la respuesta se nos hace bastante fácil, ¿no? Esto no acaba aquí, se pone peor aún: no satisfecho, ¡Johnson invitó a los chicos y chicas de los vestuarios a seguir su ejemplo, sin mantener una actitud definida y evadir en lo posible blancos y negros! Cuenta hasta diez, Hunter;
1) Lo cual nos conduce al que acaso sea el mayor despropósito que cometió desde su ascenso a la cúspide directiva. Es que no hay ni siquiera comparación. Porque se puede aceptar a regadientes que uno quiera controlar lo que a uno le ocupa (por más que CM Punk no esté de acuerdo), pero meter las narices donde nadie te ha llamado es otro cantar. Todos recordamos y posiblemente no olvidemos la monumental jugada tras bambalinas que quiso maniobrar a contra corriente y proponiendo batalla a uno de los movimientos más espontáneos de los últimos tiempos. Poniendo en jaque la principal storyline de WWE, trazada minuciosamente durante más de un año con el fin de dar conclusión a otra narrativa de más de cuatro, DJ se antepuso no solo a la lógica sino también al deseo de millones de fans al torcer la posibilidad de que Cody Rhodes “terminase su historia” para ir él a por el título mundial contra su primo, Roman Reigns (donde, dicho sea de paso, él iba a terminar con el mega reinado y consagrarse así Campeón Mundial por décima primera vez). El revuelo fue tal que no le quedó de otra que resignarse y aceptar que a lo mejor, esta vez el saco de protagonista no le cabía. Y como de todo lo negativo se puede rescatar algo positivo, la verdad es que la rebeldía de la afición alimentó al hambre por Rhodes y, principalmente, el mundo pudo ver a uno de los mejores personajes de los 2020s: The Final Boss. Vamos, ¡que ya tenemos las manos sucias de arrojar tanta mierda! Algunos halagos no van a lastimar a nadie, ¿verdad?
Sabemos que esto se puede interpretar como una auténtica hit-piece, pero créannos (inténtenlo al menos) que la intención que nos mueve no es destruir, sino construir. Por supuesto que Dwayne Johnson no nos está leyendo —no vamos a engañar a nadie—pero sí tú, luchamaníaco, y como opinólogos profesionales (somos buenos o qué), dejamos nuestra columna como un perro deja lo suyo en el césped. Está en ti concordar (apreciar el olor que se desprende de él) o diferir (coger el deshecho y arrojarlo a la basura). Como nos sobra el tiempo, nuestro trabajo consiste simplemente en adjuntar los datos y dejar que tú saques las conclusiones.
Dwayne Johnson no es una basura humana (por más que, después de tanta crítica junta, así lo parezca). Su ego poco y más que toma vida propia, lo cual no significa que haga el mal adrede, a todo rato y pisando a quien se cruce en su camino. Es fácil juzgar y más cuando uno no está ahí para separar lo real de lo ficticio. Podemos considerar los ítems antedichos, de ser todas verdades, claro, como el costado desfavorecido de una personalidad que, además de darle tanto a la lucha, tiene acaso muchas más cosas a rescatar que pueden equilibrar la balanza para el lado positivo. Dusty Rhodes era dueño de uno de los egos más grandes del negocio y nunca fue razón suficiente para despojarlo de su reputación como una de las personas más queridas tanto por fans como por colegas. Todos sabemos lo que Johnson trae a la mesa tan pronto el interruptor se pone en modo The Rock: cada aparición, repleta de carisma, de amor por el negocio —después de todo: ¿quién lo obliga a seguir regresando cuando el verde es mucho más reluciente en otros lados?—, las promos, las catchphrases, la desenvoltura, el aura y tanto, tanto más.

Dwayne Johnson se encuentra al volante de un coche último modelo, hallándose ante una bifurcación naciente. En él reside el poder de, en base a su actuar, agigantar el legado… O mancharlo.
No todo está escrito. Sí, The Rock al mando de WWE es un efecto colateral derivado de su renombre… Y sí, sabemos que sin ser el jefe absoluto en términos jerárquicos, su pasaporte le facilita situarse en una posición de privilegio a la cual él no teme en sacar provecho. Esos son datos objetivos. Ha errado como seguro ha dado en el clavo en muchas oportunidades. Es simplemente señalar que hay cosas que se pueden mejorar. Que no todo lo que reluce es oro… Ni tampoco todo lo marrón es mierda.
Si has llegado hasta aquí, te felicitamos y agradecemos, luchamaníaco. Si te salteaste todo lo anterior y te topas con estas líneas buscando una síntesis, no te felicitamos pero sí te decimos que estás de suerte. Con ese fin, nos despedimos usando la siguiente metáfora: Dwayne Johnson se encuentra con las manos al volante de un coche último modelo, hallándose ante una bifurcación naciente. En él reside el poder de, en base a su actuar, agigantar el legado… O mancharlo. Vayamos oliendo lo que The Rock está cocinando.