Traición, desconfianza y culpas: cómo bookear el final de The Bloodline

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¿Se ha ganado ya Roman Reigns un lugar entre los más grandes de la historia? Eso de las comparaciones resulta una tarea cuanto menos complicada, pero más aún si ponemos en valor su estado de luchador activo versus los nombres históricos de siempre que ya aprendimos a echar de menos. De modo que el margen de error para el debate es naturalmente gigantesco. Ahora bien, si hay algo irrefutable es la calidad del mundo The Bloodline desde su creación, que por largo y llano puede discutirse como el mejor jamás producido.

Y lo que así lo hace no es solamente la obra, sus montañas de emociones o los nombres propios que fueron aceitando esta rueda que no dejó de andar por más de tres años, sino también los detalles, lo minucioso de cada acción, el propósito bien definido y las claras respuestas a los porqués que se van presentando en consonancia con las tramas de cada semana.

Lo que empezó con una discrepancia entre Roman y su primo Jey Uso, que evolucionó hacia la unión de ambos y la adición de Jimmy Uso, fue yendo de menos a más empezando con los capítulos primeros de Kevin Owens, Daniel Bryan, John Cena, Brock Lesnar, Goldberg, Drew McIntyre; pasando por la inflexiva adición de un impecable Solo Sikoa; hasta la cúspide, cuyas páginas escritas recientemente junto a Sami Zayn, luego Cody Rhodes, los Uso, LA Knight y finalmente Cody de vuelta, acabó regalándonos una línea temporal inédita e incomparable en iguales medidas. Y es tanto su originalidad como el factor entretenimiento lo que la postula como una, sino la más grande historia de todos los tiempos.

Las rivalidades, más resonantes o menos, fueron diseñadas fundamentalmente como alimento para Reigns.

Nunca se trató de Sami Zayn, tampoco de John Cena o LA Knight. Las rivalidades, más resonantes o menos, fueron diseñadas fundamentalmente como alimento para el monstruo, y por más que se entrelazaron historias y consolidaron a más de uno en el camino, siempre giró en torno a cuatro personajes secundarios: Jey Uso, Jimmy Uso, Solo Sikoa, Paul Heyman. Y, por supuesto, el gran protagonista.

Roman Reigns.

Al final va a ser muy difícil que Reigns se supere cuando este ciclo de antología esté en el espejo retrovisor. De hecho, no solo Reigns, sino cualquier otra Superestrella, punto.

Mucho del crédito se lo debe llevar Triple H. Por sus contribuciones, seguro, pero principalmente por saber delegar y dejar en manos de Paul Heyman y el propio Reigns muchos de los detalles. Por lo general, los mismos actores son los que conocen mejor a sus personajes. Después de todo, son ellos los que conviven con esas personalidades cotidianamente. Y es que el lugar del director es dirigir, y la actuación es responsabilidad del actor. Marlon Brando tenía más claro que nadie cómo razonaba Vito Corleone, de igual manera que Joaquin Phoenix sabía de qué manera reaccionaría el Joker a las dramáticas circunstancias que le arrojaba el destino. Que puede haber colaboraciones y sugerencias, sí, pero la manía de querer estar a cargo de todos y cada uno de los detalles es uno de los grandes puntos en contra que se le recriminaba a Vince McMahon.

Pero sin ánimos de quedarnos mucho tiempo en la cocina, nos sentamos nuevamente en la mesa para retomar la charla de café sobre la grandeza de Reigns y los réditos de la saga bloodline. Podemos intercambiar argumentos, enumerar puntos fuertes y debilidades. Hagamos las cuentas que hagamos, la conclusión se acabará reduciendo al argumento que trae Dave Meltzer al responder si Reigns estará alguna vez en el Wrestling Observer Hall of Fame:

Vamos, no hay nadie ni por cerca con credenciales como los de él que no haya ingresado. Hay una aversión por haber sido ‘el escogido’. Adivinen qué: ¡todos fueron ‘escogidos’! ¡WWE está en un periodo de boom! ¡Y él es su hombre principal!”.

Todo lo bueno debe terminar, lamentablemente. Y cuanto mejor sea eso, mayor la presión. Por eso no es sencillo poner la frutilla al postre.

Entonces, ¿cómo bookear el final de The Bloodline? ¿Cuál, dentro del sinfín de desenlaces posibles, haría mayor justicia a la que muchos apuntan como la mejor historia de la era moderna? Desde luego es un asunto que merece un buen rato de meditación. Y después de hacerlo, a esta resolución llegamos nosotros.

El final de The Bloodline: ¿Cómo bookearlo?

A nuestro modo de ver, la respuesta es fácil: la caída del imperio romano.

Roman Reigns ha venido construyendo un fuerte tan inmenso que nadie más que él debiera poder derrumbarlo. Lo hecho, hecho está —¿acaso el mejor reinado mundial de la historia?—, pero desafortunadamente, cuanto más alto el ascenso, más fuerte la caída.

Claro está que por respeto a la construcción monumental del fuerte, el escenario de la caída, debiera ser el de mayor exposición. No hay otra opción, señoras y señores. Es este domingo, es WrestleMania.

Va siendo hora de que este último haga lo propio y delegue responsabilidades con alguien que se diga presente semana a semana. Ese alguien es Cody Rhodes.

Y por una cuestión de no alargarlo más de la cuenta, WrestleMania 40 —que además de la casualidad de ser el gran aniversario—nos parece el momento idóneo. La gran mayoría coincide plenamente en la figura de Cody como la indicada no sólo para despojar de la correa al perro mayor, sino para tomar el relevo que, naturalmente, tanto compañía como aficionados creen que ha de recaer en la espalda del ex AEW. De igual manera que Cena pasó la batuta al propio Reigns en No Mercy 2017 siete años atrás, ya va siendo hora de que este último haga lo propio y delegue responsabilidades —o cuanto menos comparta—con alguien que se diga presente semana a semana en la programación de la compañía.

Sabemos lo que estás pensando. Inclinarse por esta ruta no es necesariamente el descubrimiento de la pólvora. Es lo que uno podría esperar. La clave está en el después. Y aquí es donde nos ponemos creativos…

I. El día después de WrestleMania: el principio del fin

Jimmy Uso es el primero en caer de The Bloodline.

Roman Reigns es un hombre destruido. Sin el Campeonato se siente desnudo, humillado, y alguien tiene que pagar por los platos rotos. No ha sido su culpa, eso lo puede asegurar. Dándole vueltas a todo este asunto, repara en que su familia no estuvo ahí para él. Anuncia, en consecuencia: todo The Bloodline será minuciosamente evaluado durante las próximas semanas. Todos menos The Rock (que tras Mania no ha vuelto a aparecer), pues ha sido el único que llevó a la familia por la ruta ganadora en forma de una victoria en la noche 1 del Show de Shows.

La paciencia del Jefe Tribal es limitada, su malhumor se torna en moneda corriente y la necesidad de echar la culpa de su fracaso a alguien y tomar medidas drásticas es imperiosa, de modo que cuando Jimmy tiene su cuota de infortunios, la tensión crece al punto de que Roman no lo duda y, sin mayor inconveniente, le da la espalda. No emplea fuerza bruta, porque la familia es lo primero, pero a veces las palabras duelen más que la violencia, y así sucede cuando Reigns se planta cara a cara ante su primo y le reclama que no necesita un palo en la rueda, y eso es todo lo que él ha sido desde un primer momento.

Jimmy, sigues siendo familia… Pero ya no eres parte del linaje”.

El próximo objetivo es Solo Sikoa

II. Solo tiene dudas; ¿un Wise Man no tan sabio?

Ya sin hermanos a su lado, Solo empieza a estar en la mira del mundo. Varios protagonistas de “La Rueda”, al verlo dubitativo, buscan aconsejarle tras bambalinas. Cody Rhodes, Sami Zayn, Kevin Owens, LA Knight,… Todos le hacen saber de su potencial, de que Reigns no es más que un obstáculo en su carrera, siempre dispuesto a dejarle el trabajo sucio mientras él (Reigns) no hace más que observarlo a kilómetros de distancia en la comodidad de su casa. Jimmy y Jey, que pese a seguir en solitario han hecho las paces, le advierten: “Jamás te dejará ser el Jefe Tribal, Uce, es demasiado orgulloso para siquiera convidarte una rebanada del pastel”. Una promesa vacía, le dicen.

Mientras tanto, crece la tensión. En cada promo, en cada encuentro, se palpa en el aire. Y mediando, entre ambos, aparece “The Wise Man”. Heyman es el único que quiere traer paz a la cabeza evidentemente atormentada de Solo, pues el destrato y la suma cada vez más incontrolable de tareas encomendadas por Reigns (pues sin los Usos, es ahora el único músculo del grupo) no hacen más que agrandar las dudas en su cabeza.

Y al mismo tiempo, Heyman negocia con “su jefe”. Le hace saber, con voz temblorosa y un exagerado respeto, que “quizá” convendría darle reconocimiento a Solo, dado que lo nota “extraño” y teme que “tenga pensamientos locos en mente”. Qué tipo de pensamientos, pregunta Roman. “Pensamientos como… Bueno, traicionar a mi jefe tribal”. Reigns no se rebaja a las exigencias, cansado y frustrado por que su liderazgo sea cuestionado:

¿Sabes algo? Sí me equivoqué en una cosa. Me parece que te juzgué mal, wise man. Después de todo, no tenías tanto de wise (sabio) como pensaba”.

Echa de Heyman de su oficina, quien se retira visiblemente afectado.

Las lágrimas de Heyman son la gota que rebalsa el vaso para Solo. No porque lo considere un amigo (pues no sería Solo), sino porque entendió en ese preciso instante que a Roman solo le importa Roman. Y es así como la semana siguiente en SmackDown, se dirige a su primo con dos simples palabras. “Renuncio a The Bloodline”. Roman le increpa mientras Heyman se tapa la boca, entumecido. Un empujón de Reigns es suficiente para que Solo lo noqueé con el Samoan Spike ante el rugido del público.

El tan anticipado duelo de titanes tiene lugar poco después, en el PLE más grande del verano, SummerSlam. Si alguna vez hubo alguien que supuso una verdadera amenaza a Reigns, ese fue Solo Sikoa. Y finalmente, llega la hora de la verdad.

Varios protagonistas buscan aconsejarle tras bambalinas. Cody Rhodes, Sami Zayn, Kevin Owens, LA Knight,… Todos le hacen saber de su potencial, de que Reigns no es más que un obstáculo en su carrera. ¿Qué piensa Solo?

Desde la disolución, el papel de Heyman ha sido crucial. Las últimas declaraciones que dio a Kayla Braxton el viernes distan de tener el color de otros años o incluso de meses atrás. Se lo nota mucho más apagado. Habla en susurros. Es el único que se permite demostrar la pena por el giro que tomaron las circunstancias. No puede evitarlo. Y la prueba está cuando Keyla le pregunta si siente nostalgia al ver lo que fue The Bloodline… y en lo que se convirtió. Heyman recuerda con nostalgia los tiempos donde dominaban la WWE, cuando estaban todos juntos: “Jimmy, Solo,… Jey, Sami”. Dice que dejó todo por Roman Reigns, incluso a su —en principio dice “cliente”, pero luego se corrige y dice— «mejor amigo de toda la vida» (por Brock Lesnar), pero ahora… No termina la frase. Se retira. Tendrá un rol clave en el main event de la velada.

El enfrentamiento ha sido sumamente parejo como puede ser posible, y Solo ha demostrado ser el adversario que mayor dominio produjo sobre Reigns en mucho tiempo. En los minutos finales, Reigns ruge al unísono de la arena anunciando la segunda Spear de la noche, pero en cuanto toma carrera es esquivado y se topa con el dedo letal de su enemigo. El público se vuelve loco, pues ya no hay nada que impida lo inevitable. 1, 2 y… ¡Heyman tira del réferi! Sikoa lo mira incrédulo y se prepara para apagarle las luces también, pero quien lo impide es Roman con un golpe bajo. Sin peligro inminente, le ordena a Heyman que le alcance una silla. Heyman obedece, pero se frena a medio camino en ringside y mira a Reigns con una mirada suplicante mientras susurra por lo bajo. Niega con la cabeza. Roman resopla atónito. ¡Y Solo lo estampa haciéndolo sándwich contra el esquinero! ¡Hace una Spear propia! Y se prepara para el Spike definitivo… ¡Pero Heyman lo toma de atrás y recibe el balazo por “su chief”! Reigns toma impulso y saca de la galera la cuarta Spear de la noche. Reanima al réferi. 1, 2 y 3. Esto se ha acabado.

III. Un regreso… ¡Electrizante!

En SmackDown, Roman alardea el valioso triunfo del sábado pasado. Dice que ha reivindicado su posición como “your tribal chief” y pide que lo “reconozcan”. A pesar de que, palabras suyas, su familia mordió de la mano que les daba de comer, él los enfrentó uno por uno. Pasó por el infierno y regresó, pero una vez más demostró ser el mejor hombre… A pesar de Paul Heyman. Reigns lo reprende por el instante dubitativo en el que no le alcanzó la silla, poniendo en peligro su honor como la cabecilla del linaje. Le pide respuestas. Heyman se hace pequeño y con tono de clemencia pide perdón. Le recuerda que recibió una bala por él porque él es su jefe tribal, pero Reigns insiste en una “traición”. Para esto, finalmente Heyman toma coraje y alega que se cansó de las trampas como herramienta de victoria. Pensó que si quería vencer a Solo, tenía que hacerlo limpiamente. Se lo debía. “Pues solo así demostraría que usted es el auténtico Tribal Chief”. Esto ofende de sobremanera a Reigns, que lo interpreta como una sugerencia de que realmente no merece su posición.

En el frenesí del momento, durante esos instantes esenciales de suspenso donde uno podía intuir una ruptura entre representante y representado, las palabras mágicas se hacen presentes. El grito de “If you smell what The Rock is cooking” anuncia el inconfundible retorno del jugador olvidado de esta historia, que sin embargo jamás dejó de ser una pieza clave en el rompecabezas. Reigns lo recibe con confusión, no lo esperaba.

Hasta donde estamos todos enterados, las cosas han quedado bien entre ellos, pero no hemos oído de Rocky tras WrestleMania y hay una enorme expectativa.

«The Rock dice que es momento de que haya un nuevo ‘Tribal Chief’. Y si eso significa que tu trasero debe visitar el SmackDown Hotel, The Rock no tendrá ningún problema en darte un pase gratis hoy, mañana o cuando sea que tu dulce trasero lo quiera hacer».

Al acercarse, Reigns lo examina con detenimiento y procede a ofrecerle un abrazo. Rock se lo devuelve y le pide el micro. Es todo sonrisas. Da un discurso típico y de un momento al otro, suelta: “[…] Oh, primo, te echaba de menos”. Enlista las cosas que echaba de menos de él, lo mucho que se divertió en el Camino a WrestleMania. Y prosigue:

¿Sabes qué más echaba de menos The Rock? Tus clásicas estrategias sucias en el ring… Oh, sí, The Rock no se perdió SummerSlam, él vio cómo le ganaste a Solo, él vio lo que le hiciste a Jimmy. Todo lo que diré es: hombre, wow… Simplemente, no hay palabras… Tus decisiones… Es decir, has tenido pelotas, dos pelotas velludas y enormes para actuar así. ¿Y qué me dices de tu ardua batalla contra Cody Rhodes en WrestleMania? No tuve oportunidad de decírtelo en persona pero, primo, ¡esa fue una verdadera guerra! Oh, sí, The Rock la vio, estaba ahí mismo, y estando ahí mismo sacó una pequeña y bonita conclusión, una conclusión que versa más o menos así: The Rock piensa que hoy deberías seguir siendo el Campeón Universal Indiscutido, tal vez, solo tal vez, si hubieras usado ese par de pelotas esa noche… En cambio, ¡demostraste que ahí abajo no hay más que un maní más solitario que Macaulay Culkin en Navidad!”.

Desprevenido, la expresión de Reigns cambia al completo, y de repente, Rock dice con su mirada que las cosas no están bien, nada bien:

¿Y sabes por qué The Rock echaba de menos todo esto? Porque The Rock no ha tenido oportunidad de irse tranquilo. No, no, no… Y no hay forma de que The Rock se despida sin antes poner los asuntos de la familia en orden. Porque tú mismo dijiste estando parado en este mismo ring, conmigo presente, que la familia está por sobre todo. El mana ha corrido por nuestras venas durante décadas, tu sangre es mi sangre, y tú, Roman Reigns, no solo has fallado a tu palabra, sino que lo has puesto todo en peligro. The Rock dice que es hora de que terminemos con toda esta gran farsa de una vez por todas. The Rock dice que es momento de que haya un nuevo ‘Tribal Chief’. Y si eso significa que tu trasero debe visitar el SmackDown Hotel, The Rock no tendrá ningún problema en darte un pase gratis hoy, mañana o cuando sea que tu dulce trasero quiera hacerlo».

IV. La muerte de The Bloodline

A la semana siguiente, Heyman vuelve para visitar a Reigns y comprobar si se ganó su perdón o no. Reigns dice que se lo está pensando. Puesto que el regreso de The Rock arrojó el tablero por los aires, “tiene cosas más importantes en mente”, pero aun así le responderá cuando termine de atiender cosas más relevantes… El próximo viernes. “Ahora, puedes irte”, le dice, aunque no sin antes añadir:

— ¡Paul! —sin siquiera mirar atrás, y ya sin “wise mans” de por medio.

— ¿Sí, mi jefe? —se alerta Heyman, ilusionado, unos metros más allá.

— Cierra la puerta detrás de ti.

Las “cosas más importantes” es su tan anticipada reacción a la vuelta de The Rock. Han transcurrido siete días y el tiempo de reflexión ha sobrado, empieza diciendo Reigns…

Y Rock, te perdono. Sé que las cosas no han ido sobre ruedas últimamente con The Bloodline, los últimos meses han sido de hecho muy difíciles para mí y para toda la familia. ¿Y sabes qué? Las decisiones que tomé, no las hice con la cabeza clara. WrestleMania estaba muy fresca en mi interior y aun estaba en caliente. Pero ahora que tuve el tiempo necesario para darle una y mil vueltas, puedo decir con total seguridad que… Fueron 100% acertadas. De hecho, no sólo fueron acertadas: debí haberlas tomado hace mucho tiempo atrás. Hice lo que tenía que hacer y no hay nada de lo que me deba arrepentir porque yo soy el ‘Head of the Table’ y has sido tú mismo, Rock, el que me reconociste a como tu ‘Tribal Chief’. Ahora bien, eres un hombre inteligente (te reconozco eso), y tienes razón sobre una cosa en particular: la familia viene primero. Por eso te daré una segunda oportunidad, por eso olvidaré tu obsesión por querer ser el centro de atención de cada maldita cosa de la que eres parte, por el mismo motivo por el que acepté que quisieras robarte todas las miradas en WrestleMania y no soportaras que yo fuera la estrella más grande que jamás pisó un ring de la WWE. Pero tu Tribal Chief es misericordioso, primo, y dejaré todo eso y todo lo que me dijiste la semana pasada atrás. Cuando te decidas arrastrarte a este ring, tendrás tu chance de disculparte. Reconóceme, o desearás nunca haber despegado tu viejo trasero de Hollywood, pues de lo contrario, te dejaré tan irreconocible que no te quedará más remedio que sobrevivir como actor de voz en Moana por el resto de tu vida”.

Cierra SmackDown levantando el dedo de “The One”, solo, desnudo de títulos, mientras dice no necesitar de nadie para ser el Tribal Chief.

 

Un nuevo SmackDown arranca, y fiel a su palabra, llegado el momento es Heyman el primero en salir. Reigns se rehusa acompañarlo a su lado, por lo que Heyman empieza a dar una promo emotiva explicando lo mucho que significa Roman para él y argumentando su accionar en el combate ante Solo Sikoa. No tiene dudas de que Roman saldrá airoso ante The Rock en Arabia Saudita y no sin antes pedir disculpas una vez más, llama a Reigns.

Roman cumple. Sale. Hace su entrada sin apuro. Mira a Heyman mientras se acerca en ringside. Se toma su tiempo mientras saborea la reacción del universo de WWE. Ingresa lentamente por la cuerda media. No quita los ojos de Paul y éste empieza a hablarle en tono clemente, llenándose la boca de disculpas. Se arrodilla, y Reigns le dice que luce patético, que se levante. Es en cuanto lo hace que, sin mediar una palabra más, Reigns abre los brazos. Lo mira, expectante, mientras le extiende una clara oferta de reconciliación. Heyman tarda en darse cuenta de que ha sido perdonado, y cuando lo hace, encuentra en los brazos de su «jefe tribal» el consuelo que tanto buscó. Ríe de felicidad. Roman no ríe, está serio, y en el abrazo le confiere unas palabras. No terminan de ser legibles, pero lo que sí se comprende es que, justo al final, le dice: «Lo siento». Heyman lo mira con miedo en sus ojos, y en esa fracción de segundo puede notarse cómo se le rompe el corazón. Heyman no es familia, nunca lo fue. Por eso, Reigns no teme a hacerlo doblegar de dolor con una Spear atronadora. Abajo al traidor. «The One» se retira, y mientras lo hace Jimmy sale a atender a su viejo consejero, que se va trasladado en ambulancia de la arena.

V. Solo puede haber… un Jefe Tribal

Otra semana aterriza y nos encuentra con Roman y Rock compartiendo enlonado, con un público fuera de sus cabales, los primos mirándose fijamente un rato. Roman rompe el silencio. Toma el micro y comienza un discurso que sube en intensidad, que llega a su pico bajo el siguiente discurso:

John Cena, Brock Lesnar, The Undertaker, Triple H, Randy Orton, Goldberg, Seth Rollins, Dean Ambrose, Sami Zayn, Drew McIntyre, Kevin Owens, Daniel Bryan, Edge, Rey Mysterio, Kane, Big Show, Bray Wyatt, AJ Styles, Jey Uso, Jimmy Uso, Solo Sikoa… Todos y cada uno de ellos perecieron ante Tribal Chief y no tuvieron más remedio que reconocerme. He ganado todos los Campeonatos existentes en WWE, he encabezado más WrestleManias que ninguna otra Superestrella en la historia, he roto todos los récords de asistencia, he sido la cara de la etapa más exitosa de la historia de WWE. Soy la envidia de la industria entera y el mayor representante de este deporte por casi diez años. ¿Quieres que la familia prevalezca? ¿Quieres que continuemos con el legado de Afa y Sika, de Yokozuna, Umaga, Rikishi, de mi hermano Matthew, con la promesa de sangre que unió a los Anoa’i y los Maivia hace cinco décadas atrás, o serás tú (y solo tú) el que termine con la tradición inquebrantable de nuestra familia? ¿O lea e te manatu e fesoasoani i le aiga? ¡Aua lava, fai! ¡Está en tus manos! Ahora, ¡recónoceme!».

Rock no se apura, procesa las palabras, saborea la negativa del público y los examina con detenimiento. Se vuelve a su primo. Y entonces sí, hace lo que mejor sabe:

Roman. Te reconozco. De verdad. Te reconozco. Lo hice antes de WrestleMania y no tengo problema en volver a hacerlo ahora. Te reconozco el hecho de que has sido el mejor Campeón Universal Indiscutido de la WWE. Te reconozco que has llevado las riendas de esta compañía por casi una década. Te reconozco que has llevado a WWE de vuelta a la cima del deporte entretenimiento. Habría que ser un tonto para no reconocerte todo eso. Pero nunca, jamás, y lo mejor es que te saques la cerilla del oído y escuches estas palabras que salen de la boca de The Rock con toda tu atención; nunca jamás te he reconocido como mi Tribal Chief. Tú no eres el Head of the Table, nunca lo fuiste. ¿Cómo podrías serlo, cuando mi enorme sombra jamás dejó el lado de tu pequeño cuerpo? Déjame recordarte que no solo estás hablando con tu primo Dwayne, déjeme recordarte que estás hablando con The Great One, con The Brahma Bull; soy The Jabroni Beater, Nation Leader, Know Your Role and Shut Your Mouth Candy Ass Whipper. Soy el People’s Champion, and for All of The Millions (and Millions) of The Rock fans, I’m The Most Electrofying Man in All of Entertainment. Pero tú, Roman, puede llamarme de una sola forma: tú puedes conocerme mejor como tu Jefe Tribal. Ahora, ¡tú reconóceme! Ah, está bien, no esperaba que lo hicieras, así que déjame decirte qué reconozco también: Roman, has tomado la decisión más estúpida de su vida».

Heyman era su último aliado, alega, y sin él se ha quedado absolutamente solo, perdiendo uno por uno a sus séquitos fruto de la avaricia. Ya no tiene a nadie que le cubra las espaldas como lo hizo durante todos estos años. Está solo. “Solo quedamos tú y yo”, suelta The Great One. “Y Crown Jewel será el momento en el que finalmente se sabrá quién es el auténtico Tribal Chief, el único Head of the Table. Sin intervenciones, tú contra mí. Sangre contra sangre. Familia contra familia. Y escúchame bien Roman, este no es The Rock, estoy hablando como Dwayne ahora: este sábado, yo me encargaré personalmente de llevar el nombre familiar, el más respetado de la historia de este negocio, ese que tú te has encargado de rebajar durante años, con altura nuevamente. Siempre lo he dicho, no jodas con la familia, y ciertamente no jodas con el Final Boss. If you smell…”.

Reigns le quita el micro de las manos antes de que pueda redondear su catchphrase. Su ego no le permite no quedarse con la última palabra:

¿Sabes qué, primo? Puedes hacer todas tus catchphrases, puedes hablar todo lo que quieras y consentir a estos imbéciles presentes esta noche en [insertar ciudad de turno] para venderte a ti mismo como el más grande. Pero aquí, dentro del ring, las palabras son baratas. Puedes ser ‘The Great One’, ‘The People’s Champion’, esto o aquello, pero ¿qué importará todo eso cuando sea el GOAT al que tengas en frente? Reconoce esto, Dwayne: cuando te pongas frente a mí, no habrá frases baratas o aplausos que te protejan. Cuando llegue el momento, no habrá lugar para la nostalgia ni para los apodos, solo quedará un ganador, y ese seré yo. Porque en este ring, no hay lugar para dos jefes tribales. Así que prepárate para reconocer tu lugar en la mesa, porque te aseguro que no seré yo quien se siente a la sombra de tu sombra. Y entonces. Oh, sí, chico. ¡Entonces no te quedará más remedio que reconocerme!».

Esta es una historia de ascenso y caída. De embriagarse con el poder. Esa es la moraleja: no obviar de los que te ayudaron a subir los peldaños, y no dártelas del único que importa. [Alerta spoiler Breaking Bad y El Hobbit] Lo vimos así en Breaking Bad con Walter White, o con Thorin Escudo de Roble en El Hobbit. Ambos acabaron solos y miserables [fin de spoilers].

Y así acaba esta historia, la épica saga de The Bloodline. Casi cuatro años, doscientas semanas, un reinado legendario y otros más, incontables rivalidades, muchísimas carreras que despegaron, decenas de combates inolvidables, una familia, un nuevo rostro consolidado, un stable icónico, récords y miles de horas de entretenimiento. Cody termina la historia, The Rock se despide por todo lo alto con una victoria sobre su primo (¿revancha en el horizonte para WrestleMania 41?), Jey se sigue abriendo camino en Raw y Jimmy hace lo propio en SmackDown, Solo Sikoa continúa con su poderío y las opciones de Paul Heyman son infinitas (desde representar a Solo, pasando por Cody, hasta una futura reunión junto a Brock Lesnar o CM Punk). Y sin embargo, lo que nos aqueja en nuestro pequeño mundo es otra pregunta: ¿Qué pasará con Roman Reigns?

Roman Reigns: Y ahora, ¿qué?

[Alerta spoiler Breaking Bad y El Hobbit] Walter White no corrió la misma suerte, pero si algo tuvo Thorin el Enano fue el poder de redimirse, [fin de spoilers] y Reigns, ante esta situación, podría estar en una posición inédita en su carrera. Por primera vez desde su debut, podría ser un chico top babyface aceptado por la afición. No hay mejor fórmula para un gran face que consolidarlo primero como un gran heel. Y vaya si Roman Reigns fue un gran heel. ¿El mejor de los últimos años? En eso no creemos que haya dudas. Como dijo Meltzer, WWE está en un periodo de boom, y él es su hombre principal.

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