El luchador más codiciado de la historia de la lucha libre

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Dave Meltzer, ¿te suena? Probablemente lo conozcas y de sobra, pero en su defecto, aquí va una breve descripción: impulsor de los popularmente conocidos como «dirt sheets», arrancó en 1983 de manera profesional cubriendo lo que acontecía detrás de cámara en los shows de lucha libre. Al traer una perspectiva nunca antes vista sobre la realidad de la lucha, fuesen los territorios más pequeños, internacionales o la promoción entonces en proceso de expansión, WWF, trajo al mundo lo bueno, lo malo y lo feo de una industria mucho más oscura y compleja de lo que muchos aficionados creían inicialmente.

Lo suyo se prestó a la polémica desde el día uno. Los promotores (y luchadores) repudiaban el hecho de que alguien ventilara a miles de personas lo que en verdad ocurría en los vestuarios, quién era amigo de quién y qué parte era real y cuál no. Las cosas empezaron a cambiar cuando Meltzer, que durante la mayor parte de su carrera profesional únicamente editó un boletín semanal llamado Wrestling Observer Newsletter, comenzó a reportar los números verídicos de asistencia en los shows luchísticos. Nada demasiado importante, ¿no?

Bueno, esto quizás te sorprenda, pero sí, fue muy importante, tanto que cambió la forma de pensar de muchos talentos de forma inmediata; verás, por esas épocas en la que los gladiadores no tenían contratos y sus ganancias dependían directamente de la cantidad de gente que acudía a los eventos, tomaron otra postura cuando se empezaron a enterar que los promotores les mentían y «dibujaban» descaradamente esas cifras por conveniencia. Así, el Observer empezó a pasarse religiosamente de mano en mano por todo vestuario, sin falta.

Un sinfín de luchadores intentaron bajo el anonimato suscribirse a los boletines con sus nombres reales, sin saber que el periodista tenía tantos conocimientos que sin problemas se enteraba de sus verdaderas identidades. Otros, sin dar demasiada vuelta, se contactaba con él para conocer más detalles o bien para revelarle problemáticas y cuestiones con el fin de que se hicieran públicas y, con un poco de suerte, éstas pudieran resolverse. Fue así como, poco a poco, el WON se convirtió en una parte fundamental de la industria, y Meltzer, una personalidad controversial, sí, pero también muy respetada por muchos, de igual forma.

Con esta pequeña introducción ya puesta sobre la mesa, podemos proseguir con nuestra historia. Pues queda en claro que la perspectiva de una voz tan notable y pesada no debe ser tomada como una más en el montón. Y hoy, sin más preámbulos, haremos total énfasis en quien fue, bajo el juicio del reputado periodista e historiador, el luchador más codiciado de la historia de la lucha libre profesional. Intrigante, ¿verdad? ¡Pues vamos a ello, luchamaníacos!

¿Quién fue el luchador más codiciado de la historia de la industria según Dave Meltzer? ¿Cuáles fueron los motivos de su salida de WWE en ese momento y por qué Vince McMahon lo invitó a pelear? ¿Qué empresas de todo el mundo le acercaron ofertas para ficharlo, y por qué rechazó a UFC? Además, el maltrato que sufrió de WWE y lo primero que le dijo McMahon en su reencuentro diez años después (video).

 

El luchador más codiciado de la historia de la lucha libre

Es el individuo disponible más codiciado (puede que hasta en la historia de la lucha libre), y ahora tiene la posibilidad también, al menos a corto plazo, de hacer más dinero del que jamás hizo en su vida (y, capaz, en el proceso, destruir su cuerpo aún más).

Aunque pocos lo dicen públicamente, prácticamente todas las promociones importantes, desde Ring of Honor hasta varias empresas de Japón, pasando por UFC y numerosas otras organizaciones de artes marciales mixtas y todos en el medio, han expresado todo: desde curiosidad hasta interés extremo en usarlo mientras se recupera de su actual rejunte de lesiones.

Nadie lo dijo públicamente. Probablemente todos, y quiero decir todos los que te vengan a la cabeza, han intentado contactarlo y proponerle ideas de cómo podrían usarlo. Mientras que él puede escribir su propio cheque en la lucha mediante un calendario luchístico en Japón o TNA, es en las MMA donde podría tener un pago rápido que muy fácilmente podría alcanzar su salario anual de un millón de dólares por trabajar en WWE.

Es septiembre de 2006 y el WON recoge este reporte como lo hizo con tantos otros en sus más de veinte años de existencia, ninguno de los cuales hace tanto eco y con tanta certeza en el interés que un solo hombre despertó en una industria entera.

El luchador en cuestión atraviesa uno de los mejores momentos de su carrera, está todavía en plenitud y tendrá muchos años más de actividad antes de retirarse. Acaba de dejar WWE —donde, como bien se observa, tenía un contrato anual que llegaba a las siete cifras—y con ella varios Campeonatos Mundiales, además de un par de lesiones de gravedad que, en tiempos futuros, afirma que deberían haber sido el final: hoy se arrepiente de no haber colgado las botas, y si bien no hubiera disfrutado de al menos otra década al máximo nivel, su cuerpo se lo estaría agradeciendo actualmente. ¿Adivinas quién es?

Kurt Angle se baja las tirillas de su atuendo luchístico.

Sí, señor, es Kurt Angle, quien se mostró «plácidamente sorprendido» ante tanta atención recibida después de decidir marcharse de la gigante del entretenimiento. Una decisión que no fue para nada difícil, y que él sostiene hasta este instante que «era necesaria», ya que de otra manera «se hubiera matado» entre tanta lesión y abuso de analgésicos para el aliviar el dolor que suponía una vida frenética en la carretera que incluyó tres roturas de cuello.

• ¿Por qué Kurt Angle se fue de WWE a TNA?

Fueron justamente los excesos —alcohol también—los que lo llevaron a ese lugar. Angle estuvo la mayor parte de su carrera muy satisfecho en WWE, veía a Vince McMahon como un padre y el agrado con el Chairman era recíproco. Sin embargo, para los últimos tiempos, la relación era cada vez más tensa. Tras su última lesión de cuello (la primera fue antes de ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1996… «¡With a Broken Freakin’ Neck!») fue que consideró dejar la lucha. Los médicos así se lo sugirieron. Él siguió, pero a qué precio.

El dolor se hizo insoportable y encontró en los painkillers (analgésicos) la «salvación». Al principio no había nada de lo que preocuparse. De hecho tenía la justificación perfecta con la receta que le entregaban los médicos especialistas. Con el tiempo, no obstante, las cantidades se hicieron alarmantes, y hacia el final, cuando consumía alrededor de 60 pastillas al día, estaba fuera de sí. Literalmente. Mientras mensajeaba a McMahon pidiéndole tiempo fuera, asegura que éste no le contestaba, lo que lo llevaba a enviar mensajes amenazantes por teléfono con palabras poco amigables. Para estas instancias, repetimos, no estaba en sus cabales.

Una tarde, cansado de esa dinámica, Angle se presentó en una reunión de producción previa a una grabación televisiva y, para captar la atención del mandamás, frente a todos, se bajó los pantalones para mostrar un moretón gigante. «Mírame Vince», le señaló. «¿Tengo tu atención ahora?». Vince lo vio y aceptó el pedido de reunirse al día siguiente en las oficinas centrales de WWE.

Fue exactamente allí donde McMahon, evidentemente, demostró que sí había estado muy atento a lo que venía aconteciendo con su empleado. Enojado, le arrojó sobre la mesa varios papeles que documentaban todos los insultos y amenazas que había recibido en tiempos recientes. Y lo peor de todo es que él, Kurt, no recordaba haberlos enviado…

Kurt Angle y Vince McMahon en backstage de WWE en los últimos tiempo de Angle, aquí como Campeón Mundial Completo.

Sí los había enviado. En realidad, no lo recordaba porque estaba fuera de control. La cosa era así: antes de luchar, se aseguraba de ir limpio al cuadrilátero. No tomaba pastillas ni alcohol. Cuando se apagaban las cámaras y volvía tras bambalinas, iba directo a su vestidor y ahí sí, consumía de veinte a veinticinco de un solo trago. Entonces perdía la noción y lo que hacía a entonces, Dios era testigo.

«¿Así que quieres patearme el culo?», bramó Vince expandiendo los brazos mientras se quitaba el traje. «Vamos, hazlo». Mientras Kurt lo contemplaba atónito, Shane McMahon, que también estaba en la oficina, hizo un asomo de levantarse, dispuesto a saltar en caso de que las cosas se descontrolaran. Pero Kurt no quería pelear…

Estaba enojado con la compañía, sí, consigo mismo también, pero no quería pelear. Después de todo, era Vince, el hombre al que tanto cariño le había guardado a través de los años; el mismo Vince que le dio una segunda oportunidad en 1998 cuando nadie más lo hizo luego de que, en 1996, tras su conquista olímpica, pusiera como condición no perder nunca cuando le ofreciera un megacontrato de 10 años; el Vince que, entre risas, lo tacleó en un vuelo de avión y lo retó a pelear en una lucha amateur hasta que el Undertaker, despistado, apareció y lo acogotó pensando que estaba atacando maliciosamente al jefe; el Vince que lo escuchó cuando propuso ganar el Campeonato de la WWF poco después de la caída de las Torres Gemelas, ya que él representaba mejor que nadie al pueblo norteamericano. El mismo Vince.

Angle se levantó de la silla y salió de la habitación. Vince no quería liberarlo de su acuerdo. A lo sumo estaba dispuesto a enviarlo a rehabilitación para que luego regresara. Él, en cambio, estaba convencido: tenía que irse… al precio que fuera.

Kurt Angle se emociona al recordar el momento que pidió a Vince McMahon su liberación de WWE

Cuando se armó de fuerzas y volvió, fue directo. Llorando, le comunicó a su jefe: «Vince, si no me dejas ir, creo que me voy a matar». No se refería a terminar con su vida, aclaró, sino que sabía que, entre tanto consumo, era muy probable que acabase sufriendo una sobredosis de un día para el otro. Y esas fueron las palabras mágicas: «Estás liberado», se apresuró a contestar McMahon. «Ve. Tómate un descanso, ve a rehabilitación y tendrás un contrato esperándote». Ninguno de los dos sabía que esa iba a ser la última vez que se dirigirían palabra en once años.

En sus últimos meses en ECW, Angle hizo una transición hacia un personaje más serio. Queriendo alejarse del humor para enfocarse en su costado luchístico, adoptó el alias de «The Wrestling Machine» y WWE le recortó su música de entrada para que la gente no la acompañara con los habituales «you suck». Aceptó ir a ECW a cambio de un aumento de sueldo, menos fechas y la promesa de ser la cara de la marca. En esa etapa, se suponía que iba a ganar el Campeonato de ECW, pero su salida descartó los planes.

 

En un principio, eso fue exactamente lo que Angle planeaba hacer. En las últimas semanas, su fastidio le había hecho mirar de reojo la programación de TNA y a tener pensamientos rebeldes, pero entendía que WWE era la créme de la créme y el lugar que lo acogió por tantos años. Por ende, el regreso era la opción más viable y no quería alejarse por mucho tiempo.

Mas cuando vio que las ofertas literalmente se apilaban una arriba de la otra, se dio cuenta de que tarde o temprano, quizás en un par de años, la posibilidad de volver a WWE estaba, pero mientras tanto, para recuperarse mejor física y emocionalmente, podía buscar nuevos aires bajo un calendario mucho más ligero y por prácticamente el mismo dinero.

Pasado el tiempo y tomada la determinación, WWE no fue muy generosa con él después del incidente en Stamford. En WWE.com publicaron una nota donde anunciaron su salida, describieron la situación y señalaron que al momento de lo acontecido él «estaba hecho un desastre emocional». Cuando finalmente firmó con TNA, WWE Magazine lo comparó con la transición de Randy Savage a WCW, alegando que sus años dorados habían quedado atrás y dando a entender que había sido una pésima decisión profesional.

• Kurt Angle rechaza a UFC… para pelear contra un ex-WWE

Pero aun antes de meditar todas las opciones y tomar la decisión final, hubo otra propuesta que realmente tentó a Angle, y no fue de nadie apellidado McMahon. ¿La oferta? De una tal UFC. Es más, hubo reuniones y llegaron a discutir cifras y oponentes. Esto declaró el WWE Hall of Famer en su podcast The Kurt Angle Show:

El adversario que Dana White me dio para mi comienzo era uno muy bueno para el interés público, especialmente desde el punto de vista luchístico. Era intrigante porque él no había tenido mucha experiencia en las MMA más que un par de peleas, pero había tenido un incidente conmigo en WWE. Era Daniel Puder. Y cuando Dana me lo propuso, le dije: «¿De verdad? ¿Daniel Puder?». No es que creyera que fuera fácil, pues pudo haberme hecho daño en SmackDown —tenía mi brazo atrapado esa vez—, pero sabía que podía ganarle. Era una buena pelea para comenzar; Dana me estaba cuidando para el comienzo. Era un buen inicio para mi carrera en las MMA.

Un Kurt Angle con el ojo derecho morado al final de su primera etapa en WWE.

La respuesta fue un «gracias, pero no» tan pronto como el Presidente de UFC le planteó que si se dedicaba a las artes marciales mixtas, no podía alternar con la lucha libre. Angle, que, repetimos, lidiaba con notorios problemas de cuello y en otras partes del cuerpo derivado de los mismos, entendió que renunciar a la profesión en la que mejor se le daba no era la ruta más inteligente a futuro. En su lugar, profundizó las charlas con TNA, que transcurrieron fluidamente:

Dixie Carter me llamó, hablamos por teléfono. Jeff Jarrett también me llamó acerca de la posibilidad de trabajar juntos, me dijo que escribiera una cifra y que me llamaría al día siguiente para ver si podíamos ponernos de acuerdo. Así que fue bastante fácil, el acuerdo más rápido que hice en mi vida. Pedí lo que quería y al día siguiente me enviaron un vuelo para que fuera a firmar. No hubieron negociaciones y obtuve lo que pedí, así que estaba muy feliz.

• Kurt Angle firma con TNA y despotrica contra WWE en una carta

Sin pormenores indeseados de por medio, pactaron grabar secretamente algunas viñetas en una medianoche de Nashville junto a un puñado de talentos independientes locales, que aceptaron un acuerdo de confidencialidad para no revelar nada sobre el arribo de la flamante estrella a TNA.

Una de las promociones que le acercó una oferta a Kurt Angle tras su salida de WWE fue Pro Wrestling Guerrilla. Su booker Super Dragon reveló en 2012 que incluso llegó a concretar una fecha con él para que enfrentase a Bryan Danielson en un auténtico dream match, dentro de un inmueble gigantesco, pero que tras decidirse Angle por TNA, la compañía se negó a prestarlo y el compromiso quedaría cancelado. Angle vs. Bryan jamás se verían las caras en un ring de lucha libre.

Muy satisfecho con las condiciones de su llegada y el trato que recibió por parte de sus nuevos empleadores, Angle escribió personalmente una carta de agradecimiento que conmovió a Carter. Sería el puntapié inicial de una gran relación que se extendería por más de una década:

Estar en TNA fue como encontrar mi casa. Me divertí en WWE por momentos pero nunca fui realmente feliz. Ahora, siendo parte de TNA, siento que tengo un propósito, me siento parte de la historia, parte de una compañía que no sólo está en ascenso, no sólo será la compañía de lucha #1 del mundo en un corto tiempo, además TNA me da la oportunidad de abrir las alas.

Una compañía que no tiene límites, donde el cielo es el límite, y la razón principal es porque trajeron de nuevo la realidad a la lucha. Eso hace encajar perfectamente al mejor luchador en la historia olímpica estadounidense. He venido a crecer y a hacer crecer a TNA trabajando para estos generosos empleados que me hacen sentir con un propósito y que el cielo es el límite. No me siento atrapado o limitado como me sentí en los primeros seis años de mi etapa con la otra compañía.

Ellos [WWE] me limitaron, ahora una audiencia asombrosa verá al verdadero Kurt Angle haciendo lo que amo hacer: lucha real, y eso es lo que me hace sonreír cada vez que vengo a trabajar. Incluso sonrío cuando lo pienso. TNA será la empresa más vista de televisión por cable en la historia de la lucha, es sólo cuestión de tiempo. Ahora tengo la oportunidad y el privilegio de ser parte de esto. Gracias TNA por salvar mi carrera, mi vida y el deseo de hacer lo que amo. Estaré aquí de alguna u otra forma por el resto de mi vida, y es la verdad, la maldita verdad.

Kurt Angle no se pasó el resto de su vida en TNA como aseguró inicialmente, pero sí estuvo por unos largos diez años, entre los que se encontraron «los mejores de su carrera», incluso «superiores a los que tuvo en WWE», donde regresó en 2017. Y cuando lo hizo, más de una década después, las primeras palabras con las que lo recibió McMahon, tras un sentido abrazo que quedó registrado por las cámaras (ver el video inferior) fueron: «Eras un verdadero dolor de cabeza».

Pero, ¿sabes qué otra cosa fue? El luchador más codiciado de la historia de la lucha libre, según Dave Meltzer y el Wrestling Observer Newsletter. Y después de todos estos años, podemos decir con seguridad que es verdad. Es la maldita verdad.

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