La celebridad que WWE rechazó y acabó creando el momento más iconico de la lucha libre

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Apuntar a una como el mejor entre los millones de momentos que alguna vez acontecieron en un cuadrilátero de lucha libre es una tarea muy complicada, material no de una sino de unas cuantas notas. Pero si la discusión virara de repente hacia aquel que más caló puntualmente en la cultura mainstream (o al menos de Estados Unidos), la brecha se reduce de forma considerable.

Andy Kaufman fue una figura divisoria que despertaba fascinación en aquellos que disfrutaban de su humor no convencional y rechazo entre los que no lo captaban. Pero más allá de cualquier valoración, su estatus como leyenda de la comedia siempre estuvo fuera de toda discusión; en 1999 fue otro reconocido cómico como Jim Carrey quien se puso en su piel para la película biográfica Man on the Moon, y han sido innumerables los distintos homenajes que recibió por parte de diversas industrias tras su prematura muerte en 1984.

Hoy contaremos la curiosísima historia en la lucha libre de este miembro del Salón de la Fama de la WWE, que versó sobre rechazos, amor por la industria y… ¿lucha intergénero? Una crónica imperdible que todo luchamaníaco ha de conocer, un «abc» del cuadrilátero, acaso la mente maestra detrás del momento más iconico que nuestra industria jamás vivió en su historia.  

¿Cuál fue la revolucionaria idea que Kaufman propuso y por qué fue rechazada por WWE? ¿Qué leyenda le abrió las puertas y cuál era el propósito oculto? Además, las insólitas medidas que tomó Kaufman y convencieron a miles de que su rivalidad era real, el luchador de WWE que humilló a Muhammad Ali en el ring y la verdad sobre si Rocky 3 provocó el despido de Hulk Hogan.

La idea original, su fanatismo y el rechazo de WWE

Más famoso por sus papeles en Saturday Night Live y Taxi, Andy estuvo obsesionado con el espectáculo de la lucha libre desde pequeño. En la introducción póstuma que WWE celebró para él dentro del Salón de la Fama en 2023, sus hermanos recordaron cómo se inició en el mundo del entretenimiento porque era lo más parecido a ser luchador sin realmente serlo. Tal como Buddy Rogers, el campeón que creció idolatrando.

De modo que los años transcurrieron y con ellos vino el éxito. Kaufman se convirtió en una de las debilidades de gran parte de la ciudadanía estadounidense, y en ese pico de popularidad fue que se atrevió a hacer lo que nunca nadie había hecho hasta entonces. Cierto, celebridades de la talla de Babe Ruth o Rocky Marciano habían hecho apariciones que quedarían en la posterioridad, pero ninguno de ellos había ido tan lejos como para subirse al ring, a botas calzadas y cuerpo dispuesto. Kaufman fue un pionero.

Comenzaba la década de los 80 y la lucha distaba de ser la que conocemos hoy en día. No existía tal cosa como el “deporte entretenimiento”, ni una WWE con Vince McMahon al mando. O mejor dicho, no con Vince Kennedy McMahon. Su padre, Vince James McMahon, era quien llevaba la batuta entonces, y a diferencia del estilo disruptivo que adoptaría su primogénito unos años después, Vince padre no se andaba con vueltas: nada quería saber de romper con lo establecido y dejar ingresar a extraños al negocio. Menos aun si ese extraño en cuestión resultaba ser un humorista, de todas las cosas.

Por esas fechas, Andy se había acercado a WWE (WWF entonces) para materializar su sueño de subirse a un cuadrilátero de lucha libre. Consciente de que su imagen lejos estaba de ser la de un luchador intimidante, su propuesta consistía en autoproclamarse “El Campeón Mundial Intergénero” y retar a cualquier mujer de la audiencia a vencerlo en una contienda en el glorioso Madison Square Garden, con la jugosa suma de mil dólares en juego en caso de lograrlo. McMahon declinó la propuesta (sí, el mismo McMahon que un tiempo después se deshiciese de Hulk Hogan por aceptar el papel de Thunderlips en Rocky III), alegando que bajo su techo no sucedería nada que supusiera una burla para la industria del wrestling.

La postura de McMahon era la norma de la época. La participación de estrellas de la farándula eran escasas y siempre debían dejar bien parado al negocio. Por ejemplo, cuando Gorilla Monsoon atacó a Muhammad Ali en un show de WWWF en 1976, muchos otros territorios, cuya mentalidad era jamás difundir imágenes o siquiera mencionar a su competencia, se encargaron de retransmitir el momento. ¿El motivo? Demostrar que la lucha libre era “superior” al boxeo.

Con el semáforo en rojo, el sueño de Andy volvió a la recámara, aunque en verdad eran luces amarillas prontas a cambiar a verdes. La amistad con el reconocido fotógrafo Bill Apter condujo a un acercamiento con el promotor de Memphis, Jerry Jarrett. De oídos más abiertos, Jarrett vio el símbolo de dinero inmediatamente y dio el sí sin más preámbulos, movido además por el afán de querer hacer un ejemplo de Kaufman sobre por qué las celebridades no debían meterse en el negocio. Acto seguido, le pasó el contacto de su mano derecha y estrella principal, Jerry Lawler. Sería el comienzo una historia inolvidable.

El plan original, en teoría, vería a Kaufman hacer su acto por una sola noche. Ir al ring, proclamar el reto, luchar y saciar las ganas. Tan simple como eso. Y así fue. No obstante, bastó ver lo natural que se le daba todo para que Jarrett y Lawler levantaran la ceja y le pusieran sobre la mesa la posibilidad de extender su estadía. Antes de darse cuenta, un par de combates habían tenido lugar. Y entonces apareció una tal Foxy…

¿Quién era Foxy? “Una más en la lista de víctimas de Kaufman” es una forma injusta de decirlo. Y es que a pesar de sí haber caído derrotada por el comediante, también había sido la primera en ofrecerle una enorme resistencia y en demostrarle que las mujeres efectivamente tenían la fortaleza que el personaje misógino de Kaufman les reclamaba. Viendo esto, Lawler se acercó a ella para ofrecerle ayuda, argumentando que solo le faltaba un guía para vencer al desagradable de Kaufman.

Las luchas de Kaufman eran 100% reales. El procedimiento era siempre igual: elegía a una de las mujeres voluntarias del público. Y luchaban. Andy sabía que si no se ponía de espaldas jamás podrían cubrirlo. No había nada de “arreglado”, ni siquiera con Foxy, a quien prepararon y entrenaron pretendiendo que todo el negocio era real (y ella así lo creyó en ese momento).

 

La revancha se dio con un gran hype, promos previas incluidas, pero una vez más tuvo como triunfante al detestable Campeón Intergénero, que no satisfecho con extender su racha, continuó apalizando a Foxy hasta que Lawler, decidido a no quedarse cruzado de brazos, recurrió al salve. Por supuesto, esto no fue tomado a la ligera por Kaufman, quien le recriminó la intervención. “Soy de Hollywood, y haré que Hollywood te arruine”. Esto no quedó aquí, naturalmente.

Lawler vs. Kaufman tuvo lugar el 5 de abril de 1982 en una exhibición. No fue un combate per se. Kaufman sabía lo suficiente para llevar adelante un espectáculo entretenido, pero sobra aclarar que las luchas de cinco estrellas no eran su fuerte. Un Piledriver bastó para que Lawler hiciese el trabajo. Después de la lucha, Kaufman fue directo a emergencias de veras y, debido a que arrastraba una lesión previa, logró convencer a los médicos de la gravedad del ataque sufrido a manos de “The King”. Estuvo tres días internado. Le pusieron un cuello ortopédico, que no dejaría su lado por los siguientes cinco meses sin importar adonde fuese (incluso quiso replicarlo en el rodaje de la serie del momento, Taxi, pero el director no se lo permitió).

• Jerry Lawler abofetea a Andy Kaufman en el show de David Letterman

“Andy Kaufman se lastima el cuello en combate de lucha libre”, rezaban los titulares matutinos. La gente empezó a hablar, y cuando la gente empieza a hablar es cuando las cámaras se prenden. En este caso, la invitación para el talk show Late Night with David Letterman fue vista por ambos como la oportunidad de redoblar la apuesta y ubicarse en el centro de atención de todo un país.

Se trazó el plan de causar una escena, con tazas de café siendo arrojadas, cachetazos propiciados (décadas antes de la derecha de Will Smith a Chris Rock) y una cantidad inédita de insultos siendo censurados en pleno prime time. Andy fue la mente maestra. Hubo mucha improvisación de ambas partes, y la creíble interpretación garantizó no solo la atención de todos los medios, sino para que el episodio quedara patentado como uno de los momentos clásicos de la televisión estadounidense (de hecho, así fue votado en varias encuestas a través de los años).

Solo Kaufman, Lawler y Letterman estaban al tanto de la empresa. Los productores no, y la sorpresa se ve con claridad en sus rostros cuando vemos la grabación nuevamente. Varios promotores incluso llamaron a Jerry Jarrett para agradecerle por lo sucedido, pensando que la escena había sido real y había reivindicado a la industria. Jarrett les agradeció el gesto. Jamás mencionó que había sido premeditado.

Ante tanto revuelo en los medios, Letterman debió salir a revelar la noche siguiente que todo había sido parte del show, y aun así no sería suficiente para convencer a los muchos que creyeron en la veracidad de lo acontecido incluso hasta décadas después, cuando el segmento ya era recordado como uno, sino el más reconocido por el norteamericano promedio en involucrar a la lucha.

De la noche a la mañana, la atención en el ángulo se había multiplicado y, si bien hay que aclarar que en ningún momento se tradujo en números desorbitantes, Memphis Wrestling alcanzó una popularidad de proporciones desconocidas para sus estándares, de por sí altos.

Décadas antes de Brock Lesnar yendo y viniendo en WWE, Kaufman se transformó en uno de los primeros nombres a tiempo parcial en el negocio. Realmente no era algo que necesitaba para obtener atención (de hecho, con el pasar de las apariciones, las ventas de entradas y la audiencia iban disminuyendo), sino que lo hacía por puro amor a la industria.

Andy Kaufman hace una llave a Jerry The King Lawler en su lucha en Memphis Wrestling.

La reaparición se dio en el contexto de una rivalidad entre Lawler y Nick Bockwinkel por el título mundial de AWA. En el enfrentamiento titular, un individuo envuelto en cintas cual momia hizo acto de presencia a favor de Bockwinkel. La lógica daba a pensar que se trataba de Jimmy Hart, que había sido atacado por Lawler semanas atrás. Pero cuando Bockwinkel logró coronarse Campeón con la ayuda del extraño, este último procedió a desvelar su identidad. Debajo de las vendas estaba el bueno de Andy, de regreso con apetito de destrucción.

La rivalidad continúo por un tiempo más, aunque vale insistir en que, a medida se sucedían las apariciones, la rivalidad producía menos y menos interés, y consecuentemente menos y menos dinero.

El mundo no debía saberlo, pero detrás de escena, la relación entre los adversarios era absolutamente opuesta a lo que mostraban las cámaras.

Cuando alguno de los dos debía viajar a cercanías del otro, no dudaba en pasar a saludarlo para ponerse al día entre sí. Décadas después, Lawler describiría a Kaufman como alguien muy tímido y respetuoso —que nunca dejó de llamarlo “Sr. Lawler”—, rememorando lo fácil de trabajar a su lado y destacando el aprecio que éste sentía por el negocio. Por esta razón no tardó en ganarse el cariño de los vestuarios, y ya para el final era considerado “uno más de los muchachos” en un negocio muy poco receptivo para con los de afuera.

Un gran ejemplo de su falta de intereses fue el hecho de que jamás cobró los cheques que recibió por sus apariciones, que traducido a números eran equivalentes a los de una estrella top del territorio. La amistad que habían forjado era de por sí bastante sólida para cuando llegó el día que cambiaría todo.

• ¿Qué le pasó a Andy Kaufman?

Una tarde cualquiera, Kaufman se dirigió a Memphis para grabar una promo en la que debía responder a la amenaza de su némesis. No iba a permitir que éste introdujera su cabeza en un pavo cocido, replicó con un tono algo más desganado de lo habitual. En la grabación que salió al aire aquel 20 de noviembre de 1983 se filtró una pequeña tos en su discurso, que momentos antes había sido mucho más intensa y por la cual debió repetir la secuencia en más de una ocasión. Recién cuando pudo terminarla, Andy se acercó a Jerry para disculparse por el tiempo perdido, mas no podía evitarlo pues le habían detectado un cáncer de pulmón y los ataques de tos eran constantes.

En el momento, Lawler no supo distinguir si aquello era una broma o no, pues nada se había dicho en los medios al respecto y Kaufman podía tener un humor ácido de tanto en tanto. Desafortunadamente, no era una inocentada de mal gusto. Aquella acabó siendo su última aparición en un programa de lucha libre.

Su aparición final en público también estuvo relacionada con el pro wrestling. No sorprende que así haya sido. Después de todo, su etapa como luchador fue uno de los puntos principales de su corta vida, lo cual es loquísimo considerando lo mucho que Andy supuso para su época. En fin, la aparición final se dio a principios de ese año durante el reestreno en cines de “My Breakfast with Blassie”, película que protagonizó junto a la leyenda de lucha “Classy” Freddie Blassie en 1982, icónica por (1) ser donde conoció a su viuda Lynne Margulies, y (2) por ser referenciada en el himno de rock “Man on the Moon”, canción que los REM dedicaron a su memoria en 1992.

Mott the Hoople and the Game of LifeYeah-yeah-yeah-yeahAndy Kaufman in the wrestling matchYeah-yeah-yeah-yeah
(…)
Monopoly, 21 checkers, and chess
Yeah-yeah-yeah-yeahMister Fred Blassie in a breakfast messYeah-yeah-yeah-yeah
(…)
So Andy, did you hear about this one?Tell me, are you locked in the punch?Hey Andy, are you goofing on Elvis? «Hey, baby»Are you having fun?
(…)
Here’s a truck stop instead of Saint Peter’sYeah-yeah-yeah-yeahMister Andy Kaufman’s gone wrestlingYeah-yeah-yeah-yeah
(…)
If you believed they put a man on the moon(Man on the moon)If you believe there’s nothing up my sleeveThen nothing is cool (yeah)
— MAN ON THE MOON, R.E.M.

Andy se dejó ver con un aspecto ultra-punk aquella melancólica noche de enero, moonhawk incluido, mas si así lo decidió no fue por su fanatismo por la música desenfrenada o una repentina inclinación hacia un estilo de vida rebelde, sino para disimular la pérdida de cabello que venía sufriendo a causa de su enfermedad.

Falleció menos de tres meses después, un 16 de mayo de 1984.

Jerry Lawler fue una de las voces más buscadas tras la muerte de su amigo, aunque por respeto al negocio, en ningún momento reconoció la amistad que los unía ni lo afligido que realmente estaba. Andy, como el gran talento y conocedor que era, nunca rompió el kayfabe, ni siquiera en los momentos donde el mainstream buscaba burlarse del negocio, así que Lawler tampoco lo iba a hacer…

No al menos hasta décadas después, incluso antes de exaltarlo al Salón de la Fama de la WWE en 2023 o de brindar declaraciones en entrevistas, sino casi quince años después de acabada su legendaria rivalidad, durante el rodaje de la película Man on the Moon, donde un tal Jim Carrey hizo de la vida de Lawler una auténtica pesadilla en nombre del queridísimo Andy, pero esa será una historia para otra ocasión. Mientras tanto, no nos cansaremos de recordar a esta como una de las rivalidades más icónicas de todos los tiempos, y ese añorado 28 de julio de 1982 como el momento más iconico de la historia de la lucha libre.

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