Death Valley, easter eggs y despedida: cómo bookear Undertaker vs. Sting

Una hoja en blanco, Undertaker, Sting, Death Valley y la lucha cinematográfica más épica de la WWE... ¡Bookeamos el dream match definitivo!

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¿Quién dijo que Sting vs. The Undertaker no iba a suceder jamás? Bueno, quizá no vaya a ocurrir realmente. Pero ya que la esperanza de ver a estas dos leyendas cara a cara en un ring se ha tornado en un sueño imposible, nosotros mismos nos encargaremos de hacerlo realidad. ¿En qué escenario? En el de retiro del «Deadman», claro, Survivor Series 2020. ¿Por qué? Porque es ahí donde todo empezó para él treinta años antes. Y para «The Icon», dentro de la WWE, lo propio.

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Por eso, para proceder con propiedad, usaremos un parámetro de lógica, realismo y siempre acompañándonos por una contextualización de lo que realmente acontecía en el momento. Qué mejor, entonces, que concretar esta contienda en forma de una lucha cinematográfica, ¿verdad? Así que digamos adiós a las limitaciones y dejemos volar nuestra imaginación, porque esto se va a poner bueno…

ESTO SUCEDÍA EN NOVIEMBRE DE 2020

Antes que nada, por tanto, pongámonos en situación. Noviembre de 2020, plena pandemia, con el Thunderdome como residencia. Es la antesala de Survivor Series y WWE anuncia que el histórico PPV pondrá foco especial en el trigésimo aniversario del legendario enterrador. En el marco de estas noticias, la sorpresa no es tan mayúscula: meses antes, WWE Network había lanzado el documental The Last Ride, donde por primera en toda su carrera, Mark Calaway se descubría como la persona detrás del personaje y, entre otras revelaciones, revelaba que su batalla versus AJ Styles en WrestleMania 36, ese recordado Boneyard match, fue la última lucha que jamás tendrá.

Con «The Phenom» fuera de competencia, es ahora Bray Wyatt «la nueva cara del terror» de la WWE (acompañado por Alexa Bliss). A través de un personaje relativamente nuevo, The Fiend, la Superestrella alcanza un nivel de protagonismo y poderío que hasta entonces no ha tenido. Ninguna fuerza oscura parece oponerle resistencia, en parte porque él no lo permite: en el episodio del 17 de enero de SmackDown, Kane había regresado (a pesar de su retiro) para una visita a casa… y ser visitado por The Fiend. Al final, Daniel Bryan, que se encontraba rivalizando con Wyatt, debió salir al salve. Pero, si de fuerzas oscuras hablamos: ¿y Sting?

Steve Borden, Sting, había dejado de trabajar para WWE en mayo de ese año en circunstancias de la expiración de su contrato y la decisión mutua de no renovarlo. El último enfrentamiento que había tenido databa de Night of Champions 2015, con el Campeonato de la WWE en juego. En 2016, fue exaltado al WWE Hall of Fame y anunció su retiro, aunque dejó la puerta abierta a un regreso al añadir que «lo único seguro de Sting es que nada es seguro». Unas palabras que detrás de escena se entendían a la perfección, porque el veterano decía sentirse bien físicamente tras ese percance en la lucha ante Seth Rollins y, principalmente, por su continua búsqueda y presión a los oficiales para enfrentar a The Undertaker antes de decir adiós. Aquel agosto, puso públicamente en manifiesto sus ganas de medirse contra Taker sugiriendo una lucha cinematográfica.

Por alguna razón que muchos fans nunca comprendieron, Vince McMahon nunca fue un gran partidario de llevar adelante uno de los dream matches más grandes de toda la historia. Ambos coincidieron durante años pero jamás compartieron pantalla ni se referenciaron entre sí a pesar de las ganas de Sting por concretar su deseo. Y sí, ya para noviembre de 2022, este último no pertenecía a la empresa. Pero dejaremos que tú, luchamaníaco, nos corrigas si estamos equivocados: ¿No valía la pena hacer el intento, por una última vez? ¿No hubiese valido la pena que ambos se despidieran regalándonos uno de los mejores momentos jamás hechos, y todo esto mediante el ambiente controlado y mega-producido de un combate cinematográfico, con las infinitas posibilidades que esto admitía? Bueno, querido amigo, nuestra respuesta es un sí rotundo. Porque nos perdimos de algo que hubiese podido alcanzar niveles épicos inigualables, niveles épicos como estos…

MIENTRAS TANTO, EN WWE NETWORK

En el documental de Undertaker sobre sus 30 años, el periodista le pregunta a Mark Calaway si volverá al ring. Calaway responde que han sido tres décadas, es un orgullo y está más que satisfecho con su carrera, pero…

“[…] Pero al mismo tiempo, hay una parte de mí que siente que aún no ha habido un cierre. Una sensación de algo inconcluso. Sé que mi lucha con AJ [Styles] tuvo todas las herramientas para ser el final perfecto, y creo que en cierto sentido lo fue… en lo que concierne a WrestleMania. Pero de algún modo, es como si… como si quedara un asunto pendiente. Y por tal motivo, es como si el fantasma del Undertaker, del ‘Deadman’, aún dijera: ‘falta la última pieza del rompecabezas’.

El documental de WWE Network termina con Calaway afirmando que “todavía lo siento, todavía siento que el Deadman tiene una última bala en la recámara… y si así lo fuera, esta vez sí, por una última vez”.

WWE.COM INFORMA…

Un día después del lanzamiento de este especial, WWE.com anuncia que Undertaker estará en SmackDown con un mensaje especial para el Universo de WWE. La página web se pregunta si aparecerá como el “American Badass” o como el “Deadman”. Comienzan los rumores y las especulaciones en los sitios informativos sobre la interpretación de las palabras de Calaway. Todo el mundo pide por Sting pero se reporta que es “difícil” que eso suceda por la situación contractual inexistente de Steve Borden y el susto que dio en Night of Champions 2015.

¡EL DEADMAN REGRESA A SMACKDOWN!

 

Es el último segmento de SmackDown y suenan las campanas. Se ve que después de todo, será el “Deadman” quien aparezca. Y así es. Taker empieza su promo:

For 30 long years, I’ve been taking souls and digging holes alongside the creatures of the night. I’ve done everything there is to be done. I’ve fought all the big fights and made the WWE my yard. But yet… there is one more battle I’m yet to fight, the last ride of The Undertaker. Survivor Series saw the rise of ‘the Deadman’ three decades ago, and it will see his farewell too. Because, you see, death doesn’t always have to be a bad thing; it is just part of life. There is always light at the end of the tunnel, and as the night of the 22nd slightly washes away, the legend of The Undertaker will finally… Rest… in…»

Pero antes de que pueda terminar la frase, se oye el sonido de un cuervo. Y allí va el ave, tan negra como la oscuridad, procediendo a dar vueltas sobre el cuadrilátero ante la atenta mirada de nuestro protagonista. Finalmente, ésta opta por posarse en su hombro. SmackDown finaliza con “The Phenom” mirándola inexpresivamente mientras los fans en el Thunderdome, fuera de sí, parecen captar el mensaje.

SEGÚN REPORTA DAVE MELTZER…

Por los días siguientes el Internet estalla. Dave Meltzer informa en el Wrestling Observer Newsletter que lo más probable es que WWE haya llegado a un acuerdo con Sting para un combate por una noche que será el retiro de ambos. Se anuncia que Undertaker también estará en Monday Night Raw la próxima semana.

STING Y UNDERTAKER FINALMENTE SE VEN LAS CARAS EN RAW… ¿O NO?

Vemos una gran producción recopilatoria de los mejores momentos del Undertaker en WWE durante estos 30 años, la gran especialidad de la compañía. Y aquí vamos.

Comienza Raw con su mítica entrada, aquella que la gran mayoría de los aficionados y expertos consideran la mejor que la lucha libre haya visto jamás. Taker se ve rejuvenecido. Unos instantes después de hacerse la luz y quitarse el sombrero, el Thunderdome vuelve a ponerse a oscuras, esta vez acompañado de ruidos de cuervo. Entre la oscuridad, en el Titantron, vemos el rostro de Sting, que da paso a su tema de entrada.

Debieron pasar casi seis años pero diablos, finalmente podemos decir: ¡“The Icon” está de vuelta! Y de una vez por todas, para compartir un mismo ring con su eterno adversario que nunca lo fue. De alguna manera, Sting luce más a sus días de WCW que a los de WWE: pintura negra, atuendo negro y un rostro sin emoción. Al igual que el hombre que lo espera, se nota una extraña juventud en él. Nadie es partido por un rayo ni nada por el estilo; increíblemente, el momento tan anticipado sucede: Undertaker y Sting, por fin, cara a cara en el medio de un ring.

Las leyendas se mantienen en posición alrededor de un minuto, sin prisa alguna por hacer el primer movimiento, cuando las luces se apagan por tercera vez… es The Fiend. Tan pronto regresan, la nueva cara del terror mira a ambos por unos cuantos segundos. Ambos veteranos se miran entre sí a la vez que Wyatt ágilmente se dirige hacia ellos para atacarlos, pero cuando parece que les aplicará un doble Clothesline, ¡traspasa a ambos, que se dispersan entre el aire! No son más que hologramas, fantasmas del pasado. Los auténticos Sting y Undertaker aún no se vieron las caras.

EL WRESTLING OBSERVER TIENE OTRA EXCLUSIVA

En el último boletín del Wrestling Observer, Meltzer señala que ha oído que Undertaker vs. Sting sucederá en Survivor Series, con una particularidad: será una lucha cinematográfica. El periodista añade que lo ocurrido en el pasado Raw se hizo con el fin de que ambos luchadores no se encuentren físicamente en un mismo sitio hasta la noche del PPV. Meltzer hace eco del anuncio de WWE.com de que Sting estará el viernes en SmackDown. Será la primera vez en toda su carrera que se deje ver en el show azul.

STING ASUSTA A THE UNDERTAKER

Al igual que en Raw con Undertaker, se hace un épico repaso de la carrera de Sting en NWA, Jim Crockett, WCW y su breve paso por WWE antes de que el hombre salga a escena y diga lo siguiente:

¡Undertaker! For 30 long years, you and I have both traversed the same valley; walking, fighting, and scratching at the same times, but in different places. Time didn’t put us side by side, but here we are now, and if time has proven anything, it’s that the legend of you, Undertaker, and me, the Stinger, has grown to be bigger than it has ever been, taking on a life of its own. And three decades later, you and I are in the same valley, but this time, we’re also in the same place. Here we are, face to face, for the first time, and it will be the last as well. Where it all once began for you… and for me too, it must end. I say, Undertaker, you and me at Survivor Series. The Phenom vs. The Icon collide for the last ride.”

Undertaker aparece en el titantron. Vemos que está en un lugar oscuro y rodeado de niebla. Se baja el sombrero en señal de saludo:

Sting, you have my respect, but once we’re face to face, there won’t be any doubt about who the stronger force is. So yes, I accept your challenge, and at Survivor Series, the lights will go out, and this time it’ll be in my backyard. You may have heard about a place called Death Valley. Well, come Sunday the 22nd, that’s where I’ll be waiting for you. And then, you will Rest… In…

El “Deadman” no termina la frase porque, en la sombría oscuridad de la noche, un rostro se asoma a su lado cual screamer en película de terror. El rostro, pintado, es del Stinger, que desaparece en las tinieblas tan rápido como apareció, aunque no sin antes aullar un “¡woo!”. Taker mira alrededor intrigado y atónito ante el hecho de que 30 después, ha encontrado a la única fuerza capaz igualarlo en poderes sobrenaturales. La escena finiquita con la outro del sonido del cuervo típica de Sting.

LA TRANQUILIDAD ANTES DE LA TORMENTA

En Raw se emite una súper producción para dar hype a la gran batalla. Hablan leyendas como Hulk Hogan, The Rock, Stone Cold Steve Austin, Goldberg, John Cena y Kevin Nash acerca del poder de ambos y quién cree cada uno que será el ganador. Un paquete similar, con distintos talking heads, se reproduce el viernes en SmackDown. Michael Cole llama al encuentro como “la más grande colisión en la historia de WWE” y “el dream match más esperado de todos los tiempos”.

MELTZER Y ALVAREZ PREVÉN LA LUCHA

En su show radial Wrestling Observer Radio, Meltzer y Bryan Alvarez convienen que la producción de esta semana es la mejor pieza de hype para una lucha de todos los tiempos, probablemente. También están de acuerdo en que Undertaker saldrá victorioso el domingo por razones obvias, y Meltzer acota que escuchó que las reglas de la “Death Valley Collision” consistirán en que «perderá el que muera primero, sea lo que eso signifique».

¡Y llegó Survivor Series 2020!

La lucha cinematográfica empieza con una vista panorámica de un campo enorme y oscuro, repleto de árboles, maleza, pequeños arroyos y lápidas, rodeado de una niebla muy espesa, cuanto menos mística. La cámara rota lentamente hasta encontrarse con un cartel de madera, mismo que descubre nuestro paradero:

Death Valley

Alguien cava con una pala. Un foso. No vemos más que botas negras sobre el suelo, de modo que la identidad permanece incógnita hasta que, ascendiendo al compás de “Ain’t No Grave” de Johnny Cash, el plano nos muestra al Undertaker. Éste se detiene y mira alrededor del bosque rápidamente, pareciendo detectar algo en la oscuridad. Regresamos al plano de la neblosa noche, pero al volver al lugar donde estaba Taker originalmente, ya no vemos a nadie.

Un par de kilómetros más allá, en una torre muy, muy alta, visualizamos a Sting, que desde lo alto está buscando el paradero de su adversario. La imagen del “Icon” allí arriba, entre relámpagos, es simplemente épica. La voz de Johnny Cash sigue cantando que no hay tumba que pueda soportar a su cuerpo… cuando Sting divisa algo a lo lejos en el bosque. Es un hombre, pero no se nota bien de quién se trata. Sting mira a un costado y la cámara le hace un primer plano, mas cuando vuelve a mirar al bosque, el hombre ya no está. Otro relámpago.

De repente, empieza a sonar la campana de la torre en la que se encuentra “The Vigilante” con un ruido muy fuerte, que se le hace insoportable a los oídos –gong, gong, gong–. No le queda más alternativa que bajar de ahí, ¡y lo más rápido posible! Sin vacilar, se arroja al vacío… pero una cuerda lo sostiene, descendiendo así desde la torre… como en los viejos tiempos.

En otra parte, el Undertaker marcha sigilosamente atravesando la hierba alta y respira la niebla que lo rodea, tan suya como su propia respiración. Se dirige, sin prisa, hacia su oponente. Lo mismo ocurre cientos de metros al este. Sting, bate en mano, vestuario de cuero y ojos inexpresivos, camina hacia allá, la guerra. Vemos que alternan lo que serían sus entradas tradicionales, sólo que en un contexto muy diferente al que estamos acostumbrados; en la penumbra del valle de la muerte, ambos temas de entrada se convergen mientras los rivales de toda la vida se encuentran. Simplemente no hay alma que pueda evitar pensar: «Oh, esto se está poniendo bueno»… Décadas de espera concluyen en un instante. Miles de pedidos son contestados. El éxtasis de la lucha libre está aquí. Finalmente, “The Icon” y “The Phenom” están cara a cara.

El momento despierta un sonoro y vislumbrante rayo. En la toma se ve que están rodeados de lápidas, y varios cuervos sobrevuelan el cementerio, oliendo la batalla. “¿Con que esto es Death Valley, eh? Ah, no era para tanto”, se burla Sting.

Taker dirige su mirada a las tumbas. Vemos que en ellas rezan los nombres de varios luchadores legendarios. Los ojos curiosos podrán vislumbrar algunos (Shawn Michaels, Triple H, John Cena, Edge, Ric Flair, Batista, AJ Stles): “Una parte de todos ellos vive aquí, ¿qué te hace pensar que tú serás la excepción?”. «Supongo que deberemos averiguarlo, ¿no?», le responde sin asomo de intimidación. Undertaker pone los ojos en blanco, a tiempo que Sting brama «It’s showtime!»

¡Y comienza la batalla!

El brawl se extiende por unos cuantos minutos en un intercambio atrapante. Taker domina la lucha en los primeros compases, con manotazo va y manotazo viene. El brawl marca una montaña rusa de emociones, con dame y toma que en ningún momento nos permite quitar los ojos de lo que está sucediendo en nuestra pantalla, en el campo de batalla. Al «Deadman» le toma varios minutos, pero llega una instancia en la que tiene acorralado a un malherido Sting, quien lejos de rendirse, le recrimina: “¿eso es todo lo que tienes?”, seguido de una risa malévola. Al enfocarlo la cámara, se ve que está pintado como el Joker Sting (versión TNA).

Taker lo arroja contra una cabaña que hay en un costado. Una cámara desde el interior de ésta muestra el sonido del impacto y la vibración del mismo. El contacto produce que un viejo televisor se prenda por sí mismo y empieza a transmitir una vieja lucha que Sting y Undertaker alguna vez tuvieron en WCW, allá por 1990.

Volvemos al exterior, donde el fenómeno continúa con su dominio. En cierto momento, Joker Sting sale corriendo y se pierde por el bosque, huyendo como una rata. Taker va en pos suya con decisión. A lo lejos, un lobo aúlla, y de la nada misma es que surge Sting pintado de rojo, estilo Wolfpac, que ataca a su presa y revierte la situación.

El lavado pintado de cara parece haber renovado las fuerzas del Stinger, que vuelve a presentar batalla en una recomposición impensada. Ahora es él quien lleva el dominio, por primera vez en el combate. Y eventualmente, cuando la cosa parece perdida para el Hombre Muerto, éste se recuesta como sólo él sabe hacerlo. Ahora le toca a él, es hora de su comeback. «The Vigilante» lo sabe: si hay un momento para correr, ¡es ahora!

Lluvia de manos para el icono de WCW. Arriba, abajo, al medio y a los costados. Old School desde lo alto de un cajón. Ya sabemos lo que sigue… Pero cuando el Chokeslam está al caer, el Stinger usa la inteligencia: se protege dándole con el bate (¿alguno puede decirnos de dónde salió?). Sting le apunta en el rostro, mas Taker logra alcanzarlo con una mano en el cuello y, ahora sí, procede a aplicarle su movimiento personal. Unos metros más allá, a tiempo que parece pensar en la movida que acabe con la batalla, se cruza con una motocicleta. La mira por unos segundos, el tiempo que necesita para decidirse a montarla. El «American Badass» va directo contra su adversario, que yace en el suelo, pero se frena justo a tiempo para no atropellarlo… aunque disfruta dándole un buen susto, por supuesto, y destroza el bate, fiel acompañante de dueño (nos lo pueden corroborar los nWo, por dar un ejemplo).

Al bajar de su transporte predilecto, reemprende marcha, por lo visto en busca de un objeto en específico. En el camino se topa con un crucifijo gigante (aquel en el que alguna vez ató a Stone Cold o Stephanie McMahon). En esa milésima de segundo resuelve algo, porque coge a su adversario, le sube al crucifijo y lo pone en posición para finiquitarlo con un Tombstone Piledriver.

Aquello es la victoria garantizada. De todos modos, Sting no le facilita la tarea; revierte y logra intercambiar papeles con un Scorpion Death Drop sobre el metálico sólido de la cruz. Aprovecha para ejecutar un Death Lock (¡Candado de la Muerte!). A esta altura, que a nosotros nos expliquen cómo, mas el Stinger ha vuelto a su pintura blanca y negra. Undertaker da señales de estar por perder el conocimiento… y de fondo oímos una voz, una aguda voz muy familiar. La voz chilla: “Ohhh, my Undertakeeeer. Ooooh, yeaaah”. Borrosa se ve a la distancia una figura. Paul Bearer sostiene con su urna, gritando por su Undertaker, quien absorbe la energía de la urna y retoma el conocimiento. Logra escapar de la llave, se reincorpora y, saca fuerzas de donde no las tenía, materializa ese Tombstone tan anhelado. Ambos se echan al suelo, ya sin energías.

En otra zona lejana, vemos unas botas caminando por la niebla, con una cabeza pendiendo de su mano, que la sujeta por los pelos. La cabeza es de Bray Wyatt, con sus ojos cosidos y una boca macabramente abierta, despidiendo una luz deslumbrante que apunta al norte, a la batalla. The Fiend avanza por las tierras rojas al son de “Let Me In”, su tema de entrada. Sin embargo, en cierto punto se ve una gran explosión delante suyo, y del fuego sale Kane. No hay duda: el hermano de la destrucción estaba prevenido de la entrada del intruso. Así comienza la batalla dentro de la batalla. Esta es una verdadera guerra.

Retornamos a la acción principal. Los golpes vuelven a tomar protagonismo. Sin que Undertaker y Sting siquiera se den cuenta, el destino los vuelve a encontrar en el mismo lugar donde el “Enterrador” había hecho un foso al empezar la producción. Frenan por un segundo la violencia y se miden. Toman distancia entre sí. La toma recoge las tumbas alrededor, como si esperaran hambrientas al primero en caer en desgracia. “Aquí termina todo”, dice Sting. “Que así sea”, le responde Taker. Y con el poco resto que les queda, colisionan…

El brawl final es tan apasionante como el resto de la batalla y, después de idas y vueltas drámaticos, Undertaker saca lo mejor del Stinger, quien, agotado luego de un letal Last Ride, se arrodilla como puede y esboza una pequeña sonrisa…

Se sabe perdedor. Con eso en mente, resuelto, es que mira fijamente a su adversario, ya no con violencia sino con respeto en su semblante, y le asiente como una víctima lo haría al autorizar a su verdugo a accionar la guillotina. Taker le devuelve la cortesía inclinando levemente la cabeza. Acto seguido, le propicia la gran patada que acaba con todo. Sting cae en la fosa. Luego de un movimiento de manos, un montón de tierra acaba por enterrar al de cara pintada, dando por ganador al fenómeno.

Irónicamente, el hombre muerto es el sobreviviente, pero a qué costo: se deja caer en la hierba mientras a modo de despedida, vemos un emocionante flashback de la carrera de Sting, con uan secuencia que obliga a repetirnos una y otra vez: «vaya carrera, mi Dios». Segundos después, la cámara hace enfoque en la tumba: “Sting”, se lee. “1996-2020”.

Ya despedido “The Icon”, se muestra a Undertaker, cansado, agotado. Todo terminó… O eso parece.

Porque de repente se oyen risas de mujer desde algún lugar indeterminado, incógnito. Sin siquiera haber podido recuperar el aliento, Taker se levanta alerta, mirando a su izquierda, a su derecha, en búsqueda del origen de esos sonidos poco inocentes. Es entonces cuando una silueta pequeña —por lo que se alcanza a ver, de cabellos rubios—corre por los bosques de los alrededores hasta perderse nuevamente en la oscuridad. Pero la trampa no tarda en revelarse: ¡Alguien está detrás del Undertaker! ¡Es The Fiend, que lo toma con su Mandible Claw y lo arroja desde las alturas!

Vemos por unos segundos la imagen del Undertaker, ya sin conocimiento, en un foso, y cómo desde la profundidad del mismo llueve un montón de tierra. Recuerdos vuelven a inundar la pantalla y la emoción y la sorpresa y la incredulidad atentan contra los sentimientos de cada espectador en casa. El enterrador… siendo enterrado. Tantos momentos, tantos combates, tantos años. La cámara captura ahora otra lápida, la que pertenece a la fosa donde yace la gran leyenda, el príncipe de las tinieblas, el rey caído. Ésta reza: “The Undertaker”; y sigue: “1990-2020”.

La secuencia final encuentra a las criaturas de la noche llorando, a los lobos perdidos aullando, mientras The Fiend se retira por los bosques negros alumbrando la noche con su lámpara, secundado por una Alexa Bliss que ríe como una maniática satisfecha y Kane aparece a lo lejos, rendido ante lo que ven sus ojos. Un cuervo sale volando por los aires y se pierde en la distancia, lejos de Death Valley, donde la guerra ha terminado. La voz del Undertaker nos habla desde el más allá, disipándose lentamente con un mensaje final:

El espíritu del Undertaker vive en el alma de toda la humanidad. La llama eterna de la vida que no se puede extinguir, el origen de lo que no puede ser explicado. La respuesta radica en el espíritu eterno del Undertaker.

 

«Rest… In… Peace.»

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